Tener muchos amigos me arropa. Aunque no les vea en mucho tiempo, siento que los tengo ahí.
Se parecen al Guadiana. De repente se sumergen y prácticamente desaparecen. Y sin saber por qué, un día aparecen.
Ahora, de repente, han aparecido dos.
El primero está lanzando un negocio nuevo. Le llama startup. Me lo cuenta. Me habla de inteligencia artificial. No le entiendo del todo. Ha hecho un descubrimiento: tiene que tener 100 gestiones de venta “vivas” para poder contestar a la pregunta que le hago: ¿cuándo entrará el primer euro en la caja?
Eso sí que lo entiendo.
El segundo, Pau Salvat, me escribe, muy impresionado por el desastre de Valencia. Dice que en 1957 hubo una gran riada y que los avisos de ahora (“no se desplacen por la provincia de Valencia”) estaban dirigidos a los automovilistas, mientras que los de 1957 (“ayuden a niños, mujeres y ancianos a refugiarse en un sitio alto”) estaban pensados para los que realmente tenían peligro, como se ha visto ahora.
“Hoy, como país, tenemos muchísimo más dinero, pero falta ‘enteniment’”
Pau sigue pensando, y yo le copio, con su permiso, porque una cosa es que me inspire en lo que él dice y otra que le copie desvergonzadamente, que es lo que voy a hacer a continuación.
Copio:
Que la inepcia ha sido la característica principal de esta luctuosa crisis está fuera de toda duda; que quererse repartir o acotar responsabilidades es para merecer un ‘cum laude’ en el campeonato mundial de estupidez, y que las autoridades y la reacción civil de aquellos oscuros años franquistas parecen bastante más inteligentes que la caterva de políticos de uno u otro partido que han intervenido en la actual crisis.
Ahora que se aprueban miles de millones para la reconstrucción, sugiero, con la autoridad moral de ser uno de los nacidos en los años cincuenta, que incluyan la obligatoriedad de tener un aparato de radio y dos pilas Duracel, sin comisiones; cuestan unos 10 euros por familia, sus mensajes a través de las ondas corta, media o modulada llegan a todos los rincones; no le afecta la caída de redes eléctricas ni la ruptura de cables de fibra óptica; todas las emisoras pueden unificar mensajes y se ha demostrado su validez con el número de oyentes actual.
Y remata: Hoy, como país, tenemos muchísimo más dinero, pero falta ‘enteniment’.
P.D.
Ya sé que juntar en un paréntesis a las mujeres con los niños y los ancianos no es ahora políticamente correcto. Pero he pensado que si copio, copio.