Qué oscuridad la de Cuba...

Si hay un país que no he pisado­ y estoy seguro de que fuimos presentados ese es Cuba. Amor a distancia, será eso, y hoy mucha pena porque ya ni en Estados Unidos le hacen puñetero caso. Olvidada y sola, el gran apagón eléctrico que ha sufrido toda Cuba es terrorífico por simbólico: ni hay luz ni se la espera.

A resident walks his bicycle during a blackout following the failure of a major power plant in Havana, Cuba, Sunday, Oct. 20, 2024. (AP Photo/Ramon Espinosa)

 

Ramón Espinosa/AP

Hay, en cambio, “patria, revolución y socialismo”, según ha recordado Miguel Díaz-Canel, ¡primer secretario general del PC de Cuba!, en plena “emergencia energética”, el enésimo eufemismo de una dictadura a la que tantas gracias le rieron en Occidente, olvidando que cuando tomó el poder en 1959 –para no soltarlo– la renta per cápita era superior a la de España y ya no digamos a la de los vecinos del Caribe (siempre podrán compararla con Haití).

No sé qué pensarán del panorama de Cuba los que aquí ven fascismo por todos lados

Gracias a la dinámica de bloques en fase de consolidación, los cu­banos tendrán la opción de seguir malviviendo a poco que Rusia, China o Venezuela estiren el brazo y suelten migajas energéticas. La Habana: ¡aquí la revolución! Y patada a seguir...

De alegría de la huerta al día a día a oscuras. Ya me parecía de pequeñito que no podía terminar bien esto de que el Estado fuese el único empresario y pagase lo mismo a un tipo que trabaja como a otro que baila el mambo. Hay cosas simples, sencillas, claras que terminan imponiéndose a las grandes teorías, las polémicas de salón y las ideologías. Cuba ya no puede seguir invocando la hostilidad de Washington para justificar su desbarajuste. Tampoco se vislumbra la caída del sistema. Es decir: más años de ir tirando.

De Cuba nos llegaba gente alegre como Antonio Machín y sus boleros o el juego de piernas de Pepe Legrá, el puma de Baracoa  Luis Aguilé cantaba aquello de Cuando salí de Cuba y siempre había en el barrio uno que fue a Cuba y se echó novia o se fumaba un Montecristo. Pese al antagonismo ideológico, la corriente de afecto popular era y es grande. Nada nos era ajeno.

Más se perdió en Cuba, lamen­taban los abuelos. Más se ganaba en Cuba, decían los indianos. Y cuánto cuesta admitir a las fuerzas progresistas de España que a todo le llaman fascismo que lo de Cuba es de juzgado de guardia...

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