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El pez se quiere escurrir

Jordi Juan Director de La Vanguardia

PSOE y PP viven enfrascados en un nuevo capítulo de su guerra. Veremos si termina como todas, con Pedro Sánchez en la Moncloa y Alberto Núñez Feijóo lamentando su mala suerte en la oposición. Escribíamos el viernes en esta sección que esta vez el presidente sí tiene un problema grave a causa de la mala praxis de su otrora hombre de confianza José Luis Ábalos mientras se sentaba a su lado en el Consejo de Ministros. Las acusaciones de la UCO de la Guardia Civil no son menores. Sánchez optó ayer por seguir asido a su discurso: el partido actuó con celeridad cuando descubrió el caso y expulsó a Ábalos y le pidió que devolviera el acta de diputado. El líder socialista comparó esta estrategia con el inmovilismo del PP en otros casos de corrupción y se permitió el lujo de recordar que ha ganado todas las batallas políticas que le ha planteado la oposición desde la investidura: ha formado un Gobierno, ha aprobado indultos y amnistía, ha renovado el CGPJ y ha traído los fondos europeos, entre otras cosas.

Y Feijóo no quiere que se le vuelva a escurrir el pez. Ha pedido tantas veces la dimisión a Sánchez que tiene que escenificar al máximo que esta vez sí, que esta es la buena, y que Sánchez no puede seguir gobernando por más tiempo con el intento de situar a Ábalos como “cortafuegos”. Por eso criticó ayer que acudiera al Palacio Real a la celebración del Doce de Octubre como si tal cosa, y convocó para hoy de urgencia un comité de dirección “ante la gravedad” del caso.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, este sábado en Madrid

Isabel Infantes/Reuters

Los corrillos alrededor de los políticos en la festividad del Doce de Octubre son todo un clásico. Los periodistas deben agolparse como en una melé de rugby y agudizar su capacidad auditiva para tratar de entender los mensajes. Y ayer vimos a un Feijóo más agresivo que nunca y convencido de que el presidente debe dimitir, y a un Sánchez que aparentó tranquilidad y que se alargó más tiempo que nunca para contestar todas las preguntas. Mientras, Salvador Illa, en su primer 12-O como president, cerró reuniones con todos los barones autonómicos del PP que se encontró a su paso, pensando en la reforma del sistema de financiación. El pez socialista se quiere escurrir.