El pez se quiere escurrir
PSOE y PP viven enfrascados en un nuevo capítulo de su guerra. Veremos si termina como todas, con Pedro Sánchez en la Moncloa y Alberto Núñez Feijóo lamentando su mala suerte en la oposición. Escribíamos el viernes en esta sección que esta vez el presidente sí tiene un problema grave a causa de la mala praxis de su otrora hombre de confianza José Luis Ábalos mientras se sentaba a su lado en el Consejo de Ministros. Las acusaciones de la UCO de la Guardia Civil no son menores. Sánchez optó ayer por seguir asido a su discurso: el partido actuó con celeridad cuando descubrió el caso y expulsó a Ábalos y le pidió que devolviera el acta de diputado. El líder socialista comparó esta estrategia con el inmovilismo del PP en otros casos de corrupción y se permitió el lujo de recordar que ha ganado todas las batallas políticas que le ha planteado la oposición desde la investidura: ha formado un Gobierno, ha aprobado indultos y amnistía, ha renovado el CGPJ y ha traído los fondos europeos, entre otras cosas.
Y Feijóo no quiere que se le vuelva a escurrir el pez. Ha pedido tantas veces la dimisión a Sánchez que tiene que escenificar al máximo que esta vez sí, que esta es la buena, y que Sánchez no puede seguir gobernando por más tiempo con el intento de situar a Ábalos como “cortafuegos”. Por eso criticó ayer que acudiera al Palacio Real a la celebración del Doce de Octubre como si tal cosa, y convocó para hoy de urgencia un comité de dirección “ante la gravedad” del caso.
Los corrillos alrededor de los políticos en la festividad del Doce de Octubre son todo un clásico. Los periodistas deben agolparse como en una melé de rugby y agudizar su capacidad auditiva para tratar de entender los mensajes. Y ayer vimos a un Feijóo más agresivo que nunca y convencido de que el presidente debe dimitir, y a un Sánchez que aparentó tranquilidad y que se alargó más tiempo que nunca para contestar todas las preguntas. Mientras, Salvador Illa, en su primer 12-O como president, cerró reuniones con todos los barones autonómicos del PP que se encontró a su paso, pensando en la reforma del sistema de financiación. El pez socialista se quiere escurrir.