¿Habrá tarta para todos?

¿Habrá tarta para todos?
Director de La Vanguardia

El exlehendakari Iñigo Urkullu lanzó una frase al inicio de la actual legislatura que hizo fortuna: “Pedro Sánchez necesita todos los votos de todos los partidos que puedan apoyarle y todos al mismo tiempo”. La realidad es así y el Gobierno ya ha sufrido más de una derrota parlamentaria porque le ha fallado solo uno de sus diferentes apoyos. Ahora, el PSOE ha decidido asumir el reto de intentar aprobar las cuentas del Estado del próximo año, pese a las dificultades que ello le supone. El objetivo es satisfacer las demandas de todos los socios al mismo tiempo y que estas no entren en contradicción entre sí. Una tarea que se nos antoja difícil y titánica.

El primer acuerdo importante lo alcanzaron el miércoles con Bildu al aprobar la reforma de la llamada ley mordaza , al gusto de la formación vasca, que, a cambio, podría garantizarles su apoyo a los presupuestos. Los socialistas, que empezaron a discutir las modificaciones de la controvertida norma con el PNV, han optado por hacer el regalo mediático del anuncio a sus contrincantes de Bildu. El problema para el PSOE es que Junts, PNV o Podemos, con distintos matices, han mostrado ya su oposición al nuevo redactado y ello obligará a nuevos cambios en la tramitación en el Congreso.

El equipo de la vicepresidenta segunda, Maria Jesús Montero, se multiplica estos días para intercambiar propuestas con todos. Hasta con Junts y Esquerra, a pesar de que estas formaciones no tomarán ninguna decisión hasta que se acaben sus congresos. La buena noticia para los socialistas es que ninguno de los socios que apoyaron la investidura de Sánchez se ha echado ahora atrás y todos se han comprometido a escuchar al Gobierno. La mala noticia para ellos es que es difícil compaginar los intereses de partidos tan dispares, como las iniciativas que presentan Junts o las de Podemos.

La Moncloa tiene preparado el argumentario por si la negociación acaba mal y se debe recordar de nuevo que los actuales presupuestos del Estado son muy expansivos y una prórroga entraría dentro de lo normal. Sin embargo, Sánchez ha ordenado que se intente repartir toda la tarta presupuestaria de la manera más generosa posible. La pregunta pertinente es si habrá suficientes porciones para tantos comensales.

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