Hace una semana Joan García se enfrentó a Kylian Mbappé desde el punto de penalti. El joven portero perico intentó desestabilizar a toda una estrella mundial con lo que ahora se conoce como trash-talking (desconcentrar al rival dedicándole improperios). Sin embargo, las palabras del portero del Espanyol no tuvieron el efecto deseado, al contrario, provocaron la carcajada del francés, que le soltó: “No entiendo una p... palabra de lo que has dicho”. Pese a que entiende perfectamente el castellano, Mbappé se hizo el sueco para tomar el pelo al portero blanquiazul y su disparo acabó en gol. Solo una semana después, en el Benito Villamarín, García se encontró ayer en la misma situación, pero esta vez con Ez Abde, un jugador menos experto. Como contra Mbappé, volvió a acercarse para que perdiese la concentración. Fuese por sus palabras o por su pericia, esta vez acertó a detener el penalti, el primero de su todavía corta carrera deportiva. Una cuestión de idioma o de talento que ayudó a mantener con vida, momentáneamente, al Espanyol en Sevilla.
Joan García y los penaltis
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