A diferencia de Hacienda, las novias y los contratos de permanencia telefónicos, la Iglesia católica te perdona los pecados. Y escenifica las celebraciones de narices.
Sólo por eso, yo incluiría en todas las fiestas mayores la misa en honor de la patrona, sobre todo si en su nombre perpetras una “Fiesta del fitness” en la plaza mayor (la de Catalunya en Barcelona), que ofende a quienes no pisamos un gimnasio y por fitness entendemos un almuerzo en el Hispania.
Donde dije digo Diego: Barcelona no incluirá finalmente entre las 138 actividades del día de la Mercè –el 24 de septiembre– el oficio en la basílica homónima, una de esas misas en las que se luce y se viene arriba el obispo mientras la asistencia pide por la paz, el precio del pan y el descanso eterno de aquellos que cruzan el mar en cayuco y perecen.
Yo ya entiendo lo de la separación entre religión y Estado pero, en cambio, no atino a comprender por qué se borra del mapa aquello municipal que justifica más de quinientos actos presuntamente festivos bajo el nombre de la Mercè, que no es la dueña de una tienda de pantis de la calle Aribau sino la copatrona –cristiana, I’m sorry – de la ciudad. Y tampoco acabo de pillar que siendo el jolgorio un canto a la diversidad, siempre excluyan a los mismos, o sea, a los católicos.
Puestos a enchufar ideología en la Mercè, ¿tanto duele incluir una misa entre 500 actos?
A esto se la llama hacer una tortilla sin huevos...
¿Tanto cuesta dar una pizca de cariño a los católicos? ¿Tan grave es incluir la misa –fuera del prime time sandunguero– cuando además la idea original es suya y podrían meterte una querella absurda de esas que tanto se llevan?
Si nos ponemos flamencos, yo también pillaría el rotulador y empezaría a tachar actos de parte. Así, el domingo 22, con 182 actividades programadas en Barcelona, podría llamar a la CIA –vale, van muy liados– y ponerles en aviso sobre los “Juegos en gran formato para acercarnos a la justicia global” (algo me dice que atacarán a Estados Unidos y a los emprendedores). Tampoco las tengo todas con, el mismo día, el “reciclaje textil con alma”. ¿Insinúan que la ciudadanía abandona la ropa sin alma y desempareja los calcetines? Puestos a enchufar ideología en las fiestas patronales... ¡Misa sí!