Vinícius en bicicleta

Vinícius en bicicleta

Ayer terminó la Vuelta. La más abierta de las tres grandes carreras de tres semanas. Adoro a Pogačar, pero su aplastante superioridad (que ya nos mostró en la Volta) hizo que este año ni el Giro ni el Tour fueran tan emocionantes como la Vuelta. A diferencia de las retransmisiones de las monótonas regatas de la Copa del América, tan idénticas que parecen creadas por IA, las etapas de una vuelta ciclista son magníficos reportajes del país que atraviesan. Los ingredientes combinan bien: paisajes, monumentos, poblaciones, deportistas en disputa, mensajes publicitarios en vertical y espontáneos en horizontal, escritos en el suelo por un público bullicioso, alegre y combativo, con banderas no oficiales o disfraces inverosímiles...

Horizontal

 

MIGUEL RIOPA / AFP

Las grandes carreras tienen una narrativa transversal, fundamentada en la épica del esfuerzo. En la Vuelta vimos unas cuantas caídas tremendas, como la que hizo abandonar al admirable Wout van Aert. O la de dos compañeros de Marc Soler, Brandon McNulty y Jay Vine en el descenso del puerto de Lumeras, en el valle leonés de Ancares. McNulty deslizó tan plano y cerca del suelo que bicicleta y él cayeron por debajo de la valla de seguridad sobre unos matorrales dos metros más abajo. El americano de Phoenix tuvo que trepar para volver a la carretera, con la cara ensangrentada, el cuerpo lleno de rasguños y el maillot rasgado. Pero continuó en carrera.

Comparan la actitud de los ciclistas ante las caídas con la que exhiben los futbolistas

A Carlos de Andrés, que junto a Perico Delgado y el Purito comentaban la etapa, se le ocurrió comparar la actitud de McNulty con la de algunos futbolistas que hacen unos aspavientos dignos de la commedia dell’arte cada vez que les dan un pisotón. La comparación, nada ociosa, suscitó muchos comentarios sobre el papel que haría Vinícius Júnior en bicicleta. Le defendieron los mismos blancos (madridistas) que, poco después, se soliviantaron ante sus declaraciones sobre el racismo en España. Yo creo que, siendo Vini un deportista tan explosivo, su lugar estaría en de uno de los cinco veleros de la Copa del América, en esas bicicletas estáticas que hacen rodar ciclistas cabizbajos para dar energía a la embarcación. Así, el bueno de Vini podría seguir pedaleando sin tener que ver al público y viceversa.

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