La revancha

La revancha

El 17 de agosto, Teresa Freixas publicó en The Objective un excelente artículo titulado “Vencedores o vencidos”. Sostiene que, “en el caso de España, no se produjo una derrota militar del franquismo, ni tampoco existieron factores o intervenciones exteriores que fueran determinantes en su finalización (…). Y la transición a la democracia fue el resultado de un acuerdo amplio (…). No hubo, pues, en España, vencedores y vencidos. (…) El llamado consenso facilitó que, todos, los que estuvieron en un lado y los que estuvieron en el otro, pudiéramos pasar página civilizadamente”. Este hecho capital, visto con razón como positivo durante décadas, se presenta hoy como negativo por los que se autoerigen como defensores de la legalidad republicana vencida en 1939. Rechazan la transición por haber impedido –dicen– un cambio real, que diese paso a una auténtica democracia y no a un simulacro de ella.

Sobre esta base ideológica, Rafa Díez Usabiaga y Eugenio Etxebeste Arizkuren, miembros de Sortu y el primero de ellos pensador de referencia de la izquierda aberzale, publicaron el mismo día, en Naiz, un artículo titulado “Pacto de San Sebastián”, en el que dicen: “Hace hoy, 17 de agosto, 95 años, un acuerdo político, el llamado Pacto de San Sebastián, fue el origen de una estrategia que permitió acelerar el final de la monarquía española de Alfonso XIII y, en consecuencia, abrir las puertas a la II República en el Estado español. Un cambio republicano barrido posteriormente por un alzamiento militar cuya herencia sigue reproducida en la actual justicia y política española. Un fascismo que impuso nuevamente la monarquía borbónica, Juan Carlos I, como icono y garantía para una ‘transición democrática’ construida, entre otras cosas, desde la negación de las realidades nacionales y la incuestionable soberanía y unidad de la nación española”.

Escapa de mi comprensión que sea la izquierda la que se dispone a dar el golpe de gracia a España

Se puede decir más alto, pero no más claro: la dictadura no fue derrotada; la transición fue una filfa; el “Régimen del 78”, puro fascismo maquillado por una monarquía restaurada y cómplice; la Constitución de 1978, una “cárcel de pueblos”; y las instituciones (con especial mención de la justicia), un entramado de dominación antidemocrático y venal. Todo lo cual exige volver a empezar de cero, para edificar desde la nada, pero recuperando –eso sí– los valores de la legalidad republicana. Es decir, el estado de cosas vigente exige una revancha en toda regla. Y ¿quiénes han de ser los actores de esta revancha inaplazable? Los injustamente derrotados en 1939, es decir, la izquierda y lo separatistas. Hay que volver al principio. Hay que volver al pacto de San Sebastián de 1930, que selló esta alianza hoy renovada.

Puedo decir sin arrogancia que hace tiempo intuí esta deriva fatal. Así, en este periódico, los días 21/V/2022 (“El nuevo pacto de San Sebastián”), 17/12/2022 (“El pacto de San Sebastián”), y en los periódicos de Prensa Ibérica, en noviembre del 2003 (“El pacto de San Sebastián”). Siempre he tenido claro el potente efecto desestabilizador de la alianza entre la izquierda y los separatistas, sin la cual es difícil que hubiese estallado la Guerra Civil, y sin la cual no estaríamos hoy ante un avanzado proceso deconstituyente, que pone en riesgo la subsistencia de España como nación y la integridad de su Estado. Veo claras las razones de los separatistas para esta alianza, pero sigo sin entender las razones de la izquierda para ello, pues escapa de mi comprensión que sea precisamente la izquierda la que se dispone a dar el golpe de gracia a España, entendida como un ámbito de solidaridad primaria e inmediata, en el que todos los españoles son iguales.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante una sesión extraordinaria en el Congreso de los Diputados, a 17 de julio de 2024, en Madrid (España). Pedro Sánchez presenta hoy las líneas fundamentales del Plan de Acción por la Democracia, también llamado plan de regeneración democrática. Se trata de un paquete de medidas que incluye cambios en la regulación de la publicidad institucional para limitar el dinero público que se destina a los medios de comunicación. Durante la sesión, también ha informado de las decisiones adoptadas por los líderes de los 27 en los Consejos Europeos que tuvieron lugar en los pasados 17 y 27 de junio.
Dani Duch

Plurinacionalidad, bilateralidad (singularidad), confederación y delenda est monaschia ). Estas son las cuatro estaciones de este vía crucis hispánico. Es muy fácil ridiculizar como infundada mi denuncia, atribuyéndola a un subidón integrista. Me da igual. Hace ya tiempo que pasé el Rubicón. Pero no soy el único. El historiador José Varela Ortega ya decía en el año 2000, en el prólogo al libro de Vicente Cacho Viu Los intelectuales y la política , que “es harto improbable que España deje de ser un país democrático, pero no es imposible que deje de ser un país”.

Este es hoy el cruel escenario real en que se desenvuelve la política española. No veo una salida, pero ello no justifica la deserción. Hay que clavar los pies en la arena y aguantar. Veremos.

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