En el magnífico libro Un corazón furtivo: vida de Josep Pla, su autor Xavier Pla (ningún parentesco) explica las relación entre el escritor de Llofriu y Josep Tarradellas a principios de los sesenta y su obsesión porque Catalunya no repitiera los disparates que salpican su historia. Es entonces cuando nos descubre de dónde procede la frase de Tarradellas acerca de que en política se puede hacer todo menos el ridículo. Fue durante una conversación con Antoine Pinay, que fue presidente del Gobierno en 1952, que se mostró interesado en saber qué pretendía el exiliado catalán:
–Cuál es su política, monsieur Tarradellas –le preguntó Pinay tras entregarle un pasaporte diplomático.
–Evitar el ridículo, monsieur le président.
Es posible que ambos hubieran leído al gran aforista francés François de la Rochefoucauld cuando precisó que “el ridículo deshonra más que el deshonor”.
Catalunya transita en uno de esos momentos de su historia que no pueden cometer un disparate. ERC y PSC están negociando un pacto de investidura, que a la vez es un acuerdo de país, pues puede poner las bases para recuperar el dinamismo económico y social que un día tuvo. Se necesitará generosidad por ambas partes y especialmente del Gobierno de España. Por cierto, Pla participaba de la idea de Vicens Vives (y de Tarradellas) de que Catalunya estableciera, cuando se dieran las circunstancias, un contrato con el Estado español, “a base de dar la menos cantidad de molestias a los castellanos”, según se lee en Un corazón furtivo.
La protesta de veinte CDR en la sede de ERC pareció una escena de ‘Polònia’
Junts está presionando para que esta solución de compromiso no prospere. El jueves envió veinte CDR a la sede republicana con dos pancartas, en las que reclamaban la independencia y advertían que no se puede pactar con el 155. La acción parecía una escena del Polònia de TV3. Poco ruido, pero muchas nueces en las redes. Allí escribieron que un pacto sería una traición al país. Se olvidaron de dar las gracias a la Fiscalía porque ha pasado de pedirles 27 años a exigir que se les aplique la amnistía.
Lo advirtió Augusto Monterroso: El hombre no se conforma con ser el animal más estúpido, encima se permite el lujo de ser el único ridículo.
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