Felicidades, Julian Assange

Felicidades, Julian Assange
Genís Roca Presidente de la Fundació.cat

Ayer, 3 de julio, Julian Assange celebró su 53.º cumpleaños en libertad tras 13 años en cautiverio. Su caso recuerda otras luchas esenciales, como la de los primeros sindicalistas de hace doscientos años que en el inicio de la sociedad industrial pagaron un alto precio personal por defender los incipientes derechos laborales. También entonces esa lucha parecía utópica, pero ahora consideramos básicos esos derechos. Assange es la prueba de que la sociedad digital necesita volver a discutir derechos y deberes, ahora sobre nuestra relación con los datos y la información. Nuevos derechos que vuelven a ser difíciles de definir, pero sin duda algún día los consideraremos esenciales. No lo olvidemos: hay gente pagando hoy un alto precio personal por esos derechos básicos de nuestro futuro.

FILE - This screen grab from the X account of Wikileaks shows Julian Assange on board a flight to Bangkok, Thailand, following his release from prison on Tuesday June 25, 2024. The abrupt guilty plea by WikiLeaks founder Julian Assange was the culmination of negotiations that began a year and a half ago and accelerated in recent months.(@WikiLeaks, via AP)

 

@WikiLeaks / Ap-LaPresse

Julian Assange fundó WikiLeaks en el 2006 para publicar contenidos clasificados e informaciones secretas provenientes de fuentes anónimas. Lo llamaba “la librería de los documentos más perseguidos del mundo” y allí hemos encontrado pruebas de los abusos en Guantánamo, las horribles fotos de las torturas en Abu Graib, la confirmación de que Estados Unidos ha espiado a los presidentes de Francia, Alemania, Italia, Brasil o Israel, y también documentos antiguos de la embajada de Estados Unidos durante la transición española explicando que los preparativos para enterrar a Franco empezaron cuatro meses antes de su muerte, o las diferencias dentro del Consejo de Ministros sobre si ejecutar o no a Puig Antich. Entre los millones de documentos publicados es célebre un vídeo de 38 minutos conocido como “Asesinato colateral”, grabado desde un helicóptero Apache del ejército de Estados Unidos en Bagdad el verano del 2007. Se ve y se oye como los militares observan a un grupo de personas que les parece sospechoso. Deciden disparar y causan muertos y heridos, y después atacan una furgoneta civil que quería evacuar a los heridos. Entre los muertos había dos periodistas de la agencia de noticias Reuters. La versión oficial explicó que se trataba de un grupo armado que puso en riesgo a los soldados norteamericanos, pero el vídeo demuestra que no ocurrió tal cosa: fue un asesinato.

Assange publicó este documento clasificado del ejército, y publicar documentos secretos es un delito. Los dilemas son claros: ¿es delito publicar un documento que demuestra que se ha cometido y encubierto un crimen? El Gobierno de Estados Unidos exigía a Assange que declarase quién le proporcionaba los documentos clasificados, pero ¿es legal exigir a un periodista que delate a sus fuentes? Tanto da si estáis a favor o en contra de Assange, el siglo XXI pide que discutamos nuestro sistema de derechos y deberes con la información. Ahora todo es digital y todo se puede grabar y almacenar, desde un movimiento de tarjeta bancaria hasta una llamada telefónica, desde una cámara de seguridad en la calle hasta otra en un helicóptero de guerra. ¿Qué datos podemos conocer y cuáles no? ¿Por qué? Mis datos personales de salud, ¿son míos y solo míos o el Estado tiene derecho a utilizarlos por el bien común? ¿Por qué las plataformas no tienen responsabilidad sobre las fake news que publican, pero los medios de comunicación, teóricamente, sí? ¿Cómo puedo saber exactamente qué sabe de mí el banco o el supermercado? ¿Cómo puedo garantizar que borran los datos cuando lo pido?

No lo olvidemos: hay gente pagando hoy un alto precio personal por derechos básicos de nuestro futuro

Cuando una tecnología ofrece más poder o más riqueza hay excesos, y siempre hace falta un movimiento social que lo corrija. Hay que argumentar, luchar y exigir derechos y deberes, y después quizás vendrán las leyes. Ahora mismo hay empresas cruzando líneas rojas con la excusa de un mejor servicio, y los estados hacen lo mismo con el pretexto de una mayor seguridad. Esto no está bien.

Parece que la primera fábrica de la historia fue Silk Mill, un molino totalmente mecanizado para hacer seda puesto en marcha el 1720 en la ciudad inglesa de Derby. El primer sindicato del mundo fue el de mecánicos de Filadelfia, en Estados Unidos, creado en 1827 después de una huelga luchando por una jornada de solo diez horas. Es decir, entre la primera fábrica y el primer sindicato hay más de un siglo. La sociedad digital apenas está arrancando y no es extraño que aún no sea visible el movimiento social que lucha por nuestros derechos sobre la información, pero los primeros héroes que luchan por todo ello ya están entre nosotros. Gente dispuesta a pagar un precio personal por una causa colectiva que la mayoría todavía ni pide ni reconoce. Uno de ellos ayer celebró su cumpleaños.

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