Por favor, a las urnas

Por favor, a las urnas

Las encuestas, a las que, ya saben, no hay que hacer demasiado caso hasta que se cumplen, aseguran que los españoles estamos entre los ciudadanos del Viejo Continente que más europeos se sienten y esta vez parecen acertar. Las viejas generaciones fuimos desde siempre europeístas porque nos criamos habiendo interiorizado aquello de que si “España es el problema, Europa es la solución”, que acuñó Ortega en una frase que nos parecía exacta y que muchos llegamos a repetir como un mantra.

Bruselas (Bélgica), 07/06/2024.- Vista del Parlamento Europeo desde donde se emitirá el domingo 9 de junio la retransmisión de los resultados de las Elecciones Europeas, este viernes en Bruselas. Las elecciones al Parlamento Europeo se celebrarán en los 27 países miembros de la Unión Europea del 6 al 9 de junio de 2024, con unos 360 millones de europeos con derecho a voto.- EFE/ Olivier Hoslet

 

Oliiver Hoslet/Efe

La dictadura nos hizo proclives a pesar de que la felicidad nos aguardaba fuera de los límites de nuestras fronteras, que tenía incluso que venir de otro lugar, porque era consustancial a la libertad de la que carecíamos y que solo se podía respirar a placer cuando te alejabas del país. Francia, tan cerca de Catalunya, nos parecía el paraíso, al que acudíamos para sentirnos a gusto, ver cine sin censura o comprar libros, aquí prohibidos.

Muchas imposiciones solo podrán revertirse dependiendo de quién gane hoy

Crecimos y nos formamos deseosos de que nuestro país pudiera pertenecer un día a la Unión y la admisión de España en la comunidad fue celebrada por todos como un gran triunfo. Un triunfo que antes nos llevó a tener que entrar en la OTAN, tras un referéndum controvertido. En las hemerotecas pueden verse las listas de intelectuales firmantes a favor o en contra, en las que, incluso alguno, como el escritor José Antonio Gabriel y Galán, hoy desgraciadamente desaparecido, figuraba en las dos. En la campaña, el PSOE dio un vuelco a su anterior programa: “OTAN de entrada, no”, para convencernos de que la OTAN era imprescindible para realizar cuanto antes el sueño europeo y también, claro, para frenar el temor de la anexión de Ceuta y Melilla por parte de Marruecos, aunque de eso no se hablara.

Las nuevas generaciones, los jóvenes, también son europeístas. Muchos se han paseado por Europa gracias a los Erasmus y otros gracias a los vuelos baratos. Conocen diversos países y han podido moverse a sus anchas de un sitio a otro, por el maravilloso espacio sin fronteras que vino en llamarse Schengen, que permite el paso franco de una a otra nación.
Creo que nuestro europeísmo demuestra que aquí no triunfaría nunca el Brexit. Además, los partidos que en los extremos, de derecha a izquierda, exhibieron en algún momento su antieuropeísmo han dejado de hacerlo, porque saben que el rechazo a Europa les impediría pescar votos en sus propios caladeros.

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Así las cosas, podríamos pensar que hoy, siguiendo nuestra conciencia europeísta, las votaciones serán masivas. Pero, al parecer, no va a ser así. Muchas personas, tanto del PSOE como del PP, por referirme solo a los dos grandes partidos de ámbito nacional, que jamás se abstendrían en unas generales o autonómicas, no irán a votar. Por muy europeístas que se sientan les parece que el gobierno comunitario no les afecta. Bruselas queda lejos y apenas saben si la tendencia de sus dirigentes mira a la derecha o a la izquierda, es progresista o conservadora. No obstante, lo que salga hoy de las urnas es fundamental no solo para el futuro de la Unión Europa, para que China y Estados Unidos dejen de vernos como un parque temático, sino también para todos y cada uno de los estados miembros.

Me parece una irresponsabilidad enorme no ir a votar en las europeas. Muchas de las imposiciones que los gobiernos acatan vienen de Europa, algunas que no gustan solo podrán revertirse dependiendo de quién gane hoy. Por eso cada voto es no solo necesario sino imprescindible. Venga, por favor, a las urnas.

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