Serio toque de atención a Modi

Serio toque de atención a Modi

El Partido del Pueblo Indio (BJP), nacionalista hindú, del primer ministro Narendra Modi ha ganado por tercera vez las elecciones generales tras un proceso electoral que ha durado un mes y medio debido a los 970 millones de personas convocadas a las urnas. Pero el triunfo de la coalición de Modi no ha sido en absoluto el paseo militar que se preveía porque, después de diez años, ha retrocedido claramente y la oposición ha resucitado y sale reforzada.

En el 2019, el BJP se hizo con 303 escaños del Parlamento, cuya mayoría son 272 diputados. Esta vez, escrutado el 95%, ha logrado 240. Integrado en la Alianza Democrática Nacional (ADN), la coalición ha obtenido 292 escaños, muy lejos de los 400 que Modi pronosticó. Por su parte, la coalición opositora INDIA se ha hecho con 230 diputados, de los que 98 son del Congreso Nacional Indio (CNI), el partido de Rahul Gandhi, que la encabeza.

El premier indio vuelve a ganar las elecciones, pero necesitará a sus socios para gobernar

Las causas de este retroceso de Modi hay que buscarlas básicamente en la economía. India, el país más poblado del planeta, es la quinta economía mundial y líder en sectores como el tecnológico y el farmacéutico. Pero el paro crece, no se han creado las decenas de millones de puestos de trabajo prometidos, no se han repatriado los miles de millones evadidos en dinero negro y la inflación es vertiginosa. La crisis climática y la contaminación aumentan. El resultado electoral no gustó a los mercados y la Bolsa de Bombay cerró ayer con una bajada del 5,7%.

Modi, ratificado pero más débil, lleva años impulsando un discurso ultranacionalista hindú en detrimento de la comunidad musulmana india. También ha recrudecido la represión contra las minorías étnicas. Ello le había valido hasta ahora el apoyo de su base social, donde aún se aplica el sistema de castas. Su campaña empezó con un programa de progreso económico y la promesa de transformar India en un país plenamente desarrollado en el 2047. Pero luego intensificó la retórica polarizadora, en especial contra la comunidad musulmana.

Modi ha ido difuminando la línea entre religión y Estado, y su programa se ha acabado reduciendo a una combinación de nacionalismo hindú, sacar músculo patriótico y capitalismo de libre mercado. A los 73 años, se ha forjado una imagen casi divina de hombre sin familia cuya única misión es trabajar por su país, en contraste con la dinastía Gandhi, que califica de corrupta y a la que sustituyó en el poder. Cinco años más como primer ministro, aunque esté más debilitado parlamentariamente, aumentarán su autoritarismo místico y mesiánico. Su muy ajustada mayoría, lejos de las expectativas que tenía, supone un baño de realidad y un serio toque de atención a su proyecto nacionalista. Esta vez Modi no ha recibido otro cheque en blanco como el que tuvo en el 2019.

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