No hay mal que por bien no venga

FUTUROS IMPERFECTOS

No hay mal que por bien no venga

El cineasta Pere Portabella explica una anécdota magistral de Luis Buñuel en su libro de memorias Impugnar las normas, que demuestra la importancia de saber hacer de la necesidad virtud, a raíz del rodaje de Viridiana, que conseguiría la Palma de Oro en Cannes. El editorial del diario vaticano L’Osservatore Romano resultó ser un ataque furibundo contra la película. De hecho, la censura franquista había obligado a cambiar su final.

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Dani Duch

El director general de Cine, José Muñoz Fontán, le había dicho a Buñuel que había un problema para pasar el listón de la censura: “Usted no me negará que, cuando en la escena final de la película la joven novicia en camisón se dirige a la habitación de su apuesto primo y este la invita a entrar y cierra la puerta tras ella mientras sale la palabra fin, cualquiera puede pensar mal de lo que puede ocurrir tras la puerta”. Buñuel se quedó sin palabras, hasta que el director general ofreció una solución para desbloquear la situación: “Claro que, si al entrar la joven novicia en la habitación hubiera otra persona, al ser tres ya no habría problema”. El director aplaudió la sugerencia de sustituir la escena a dos por un ménage à trois, donde aparecía la novicia (Silvia Pinal), el primo (Paco Rabal) y la criada (Margarita Lozano). Portabella asegura que todos entendieron que era un final mucho más brillante.

El PSOE intenta que el enfrentamiento con la ultraderecha actúe de revulsivo

Este es un caso claro de cómo se puede hacer de la necesidad virtud, más o menos lo que está haciendo Pedro Sánchez con el aquelarre dominical de la extrema derecha, con Javier Milei de protagonista. El presidente español cree que el choque con los ultras puede resultar el mejor revulsivo ante las próximas elecciones europeas. Los discursos de sus líderes en la plaza de toros de Vista Alegre, con un inenarrable Santiago Abascal clamando “por echar a patadas y correr a gorrazos al Gobierno de coalición”, han servido no solo para apretar las filas de la izquierda, sino también para movilizar a los moderados. No hay mal que por bien no venga.

En cualquier caso, deberán saber encontrar el tono de sus réplicas y el relato de las amenazas. No sea que les pase como al ocurrente José Muñoz Fontán, cuya brillante idea no le protegió del cese.

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