La política catalana como microondas

La política catalana como microondas

Todo el mundo tiene un electrodoméstico que solo entienden los de la casa, una puerta que hay que cerrar de determinada manera –no, así no, así, ¿ves?–, o un microondas con una rueda un poco rota que únicamente funciona con un giro de muñeca particular. Si viene alguien nuevo, sencillamente, no lo pilla. La puerta se le encalla, la leche del café se le queda fría.

Con el mapa electoral catalán pasa un poco igual. Por eso un ejercicio muy exasperante de las noches electorales y de las mañanas de resaca de votos es escuchar según qué tertulias hechas desde Madrid y comprobar que nadie entiende nada. La noche del domingo circuló un pantallazo de Telemadrid que mostraba el resultado favorito de su pactómetro: uno en el que PSC, PP y Vox gobernarían juntos en la Generalitat. Lo veían clarísimo. En la mesa de Ferreras en La Sexta, se hablaba continuamente del “tripartito de izquierdas” y, de vez en cuando, alguien se encargaba de recordar a los espectadores que esa alianza de natural tiene poco y sería dificilísima de explicar a los votantes de ERC.

Laura Busquets / ACN

 Sílvia Orriols, de Aliança Catalana 

Laura Busquets / ACN

Los territorios con mapas electorales complejos no solo generan fenómenos sorprendentes –aquí, a falta de un partido xenófobo en el Parlament, ¡ahora tenemos dos!– sino que mutan con mayor rapidez y efecto sorpresa. En Irlanda del Norte hay ahora un número significativo de protestantes votando al Sinn Féin, que es algo que parecía impensable hace una década, y en el Ripollès y la Garrotxa alguien que en el pasado votó a la CUP se habrá pasado a Aliança Catalana sin pestañear, aunque seguramente no son tantos­ como pretenden algunas lecturas interesadas.

Normal que desde fuera no se sepa utilizar esta peculiar cafetera, entender este mapa que tiene partidos hiperlocales –no solo Aliança, ¿acaso no lo son también los comunes, cuyo mensaje cuesta encajar fuera del centro de Barcelona?– y un léxico que cambia en cada ciclo electoral. Ahora Junts ya no habla de “independentistas”, sino de partidos “de obediencia catalana”. Normal que la gente, también la de por aquí, se pierda y acabe estampando la puerta del microondas.

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