Cornudos y apaleados

Con ocasión del último Aberri Eguna, Andoni Ortuzar dejó muy claro lo que –según él– quiere hoy el País Vasco: “Ser una nación europea pujante y reconocida” y no solo “un barrio desconocido de las afueras de no sé qué sitio”. El “sitio” es, obviamente, España, “la que no tiene nombre, la que a nadie le interesa, la perdición de los hombres, la que miente cuando besa”, usando los versos de Rafael de León y Antonio Quintero, musicados por Manuel Quiroga y que cantaba Juanita Reina en la copla Yo soy esa . O sea que, hoy, Euskadi es un “barrio” en las “afueras” de no sé qué “sitio”. ¡Y a mí que me gustan este “barrio”, estas “afueras” y este “sitio”! Quizá sea que los veo con buenos ojos, mientras que Ortuzar los mira al sesgo, ahíto de mitologías y pleno de urgencias históricas.

Pero este hecho no es una anécdota singular, sino que tiene un valor general, pues define muy bien la actitud de los separatistas respecto a España: desdén, rechazo y choteo. Tres ingredientes que, mezclados y agitados, son un cóctel de alta graduación, susceptible de provocar una fuerte borrachera en quienes lo prodigan. Tanto, que puede llegar a privarles de una correcta percepción de la realidad y de una ajustada valoración de las fuerzas en presencia.

JON G. IRURZUN

  

JON G. IRURZUN

Quizá sea este cóctel el que impide reconocer que el “barrio” vasco está, por suerte para él, en las “afueras” de un “sitio” español, que paga por los servicios prestados. Así, hace poco, el PNV comprometió el apoyo de sus cinco diputados en el Congreso a la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, a cambio del traspaso de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social, una de las grandes reivindicaciones del Gobierno vasco, de mucha trascendencia simbólica y operativa, y que exigirá una nueva transferencia compensatoria al País Vasco, que se negociará bilateralmente y que implicará ajustes técnicos complejos. Esto significa que será el Gobierno vasco el que se encargue de hacer el abono de las pensiones, y serán sus funcionarios quienes dictaminen si una persona tiene o no derecho a pensión, con todo lo cual pondrá su sello en el servicio.

O sea, que el “barrio” vasco ha cobrado al “sitio” español por el servicio prestado al PSOE. Y ha sido una buena operación para el “barrio”, porque la cesión es permanente, mientras que la presidencia de Sánchez está sujeta a término, pese a su homérica resiliencia. No hubiese sido lo mismo si las “afueras” en las que estuviese el “barrio” vasco fuesen las de un “sitio” que está más al norte, que tiene forma de hexágono y que presume de tener unas fronteras naturales.

El País Vasco, entre las regiones más envejecidas y con menos empleados por pensionista

Hay división de opiniones sobre si, con este lance venal, se ha roto o no la caja única de la Seguridad Social. No lo sé, pero lo que sí tengo claras son dos cosas:

1) Que las pensiones vascas son las más altas de España: 1.351,1 euros la media en el 2022, por 908,7 en Extremadura, por sus salarios más elevados; y que, con esta cesión, se sientan las bases para que se vayan creando diferencias en las pensiones contributivas.

2) No se ha pretendido instaurar una Seguridad Social vasca independiente, por la sencilla razón de que, hoy por hoy, no sería asumible, ya que las pensiones vascas son deficitarias en 4.300 millones, una cantidad que se ha duplicado en la última década, ya que el País Vasco es una de las regiones más envejecidas y con menos trabajadores por pensionista.

En resumen: no le va tan mal al “barrio” vasco en el “sitio” español. Cierto que no sabemos si alcanzaría cotas de bienestar más altas siendo una “nación europea pujante”. Quizá sí o quizá no. Los del “barrio” decidirán si lo intentan cuando llegue el momento, que, al paso que vamos, llegará más pronto que tarde con el inestimable apoyo progresista. No me aventuro en absoluto a anticipar un pronóstico. Solo sé que, antes de decidir, los del “barrio” echarán cuentas. No podría ser de otra manera: Deusto imprime carácter. Y tampoco me atrevo a imaginar con qué ánimo se contemplará el espectáculo desde el “sitio”, aunque quizá haya quien diga que aspira a dejar de ser cornudo y apaleado.

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