El conseller Elena ha presentado los dos coches fúnebres que recorrerán las carreteras para concienciar de los efectos que tienen las drogas (alcohol incluido) cuando te pones al volante. Son coches largos, de color negro, con una gran corona de flores rojas en la ventanilla posterior. Es una corona tan bonita que me compraré una igual en la calle València, en Flores Navarro, y me la colgaré en el cabezal de la cama. En las ventanas laterales, esas alargadas por donde habitualmente observas el ataúd que transportan, hay vinilos rojos: “El alcohol y las drogas causan 1 de cada 3 muertos en accidentes de tráfico”. Debajo, el eslogan de la campaña: “Dalt del cotxe 0,0” y los logos del Servei de Trànsit y la Generalitat.
Tanto vinilo y tanto logo quitan a esos coches fúnebres la capacidad de helar el espinazo de los destinatarios. Ya se ve que todo es un montaje publicitario. Además, dicen que “recorrerán las carreteras para concienciar”, pero me gustaría saber exactamente por qué carreteras irán.
Cuando los de Hazte Oír pasean un autobús avisan previamente de la ruta para que puedas estar en la acera y darle la bienvenida. Pero, con los servicios funerarios del conseller Elena, ¿cómo puedo saber dónde verlos? En Catalunya hay más de diez mil kilómetros de carreteras. ¿Y si me planto en la salida de Valls y resulta que ninguno de los dos coches pasa por ahí porque uno está en el Empordà, en la rotonda de Pont de Molins, dando vueltas desde hace rato, y el otro en el Segrià, en Albatàrrec?
Dos coches fúnebres para concienciar de los peligros del alcohol
Poca gente verá esos coches fúnebres. Con que haya salido la noticia en la tele deben de darlos por amortizados. Y a ver si no sería una gozada que les quitaran los vinilos publicitarios y los hicieran circular con un ataúd abierto. Por las ventanas laterales los peatones podríamos contemplar el cadáver del último muerto en accidente de tráfico, tomar conciencia del peligro de conducir drogado y, evidentemente, vitorearlo.