Las redes sociales (para el caso, este país) tienen la pintoresca costumbre de celebrar el talento evidente con ira y burla, lo que suele ser indicio de la ausencia de él. Expliquémoslo otra vez porque igual no se ha entendido lo que se quiere decir: a menudo la mediocridad rechina los dientes y aprieta los puñitos ante el ingenio ajeno en este malhadado (mentira) rincón del sudoeste de Europa.
El periódico online The Objective, cabecera responsable de incorporar al no excesivamente lustroso historial del periodismo español –el buen periodismo es un producto inequívoco del liberalismo político, así que...– los modales y las prácticas editoriales propios de algunos estados latinoamericanos, ha desvelado la identidad detrás de una de las cuentas más talentosas y desenfadadas de la red social antes conocida como Twitter: Mr. Handsome (literalmente, El Sr. Guapo).
La cuenta inauguró una forma de comunicación política nunca antes vista en este lugar, de común entregado a la furia, el escarnio y el rencor. La cuenta se limitaba a subrayar, por así decir, “lo guapo que va siempre mi niño” (lo cual, ya hemos dicho aquí, es una evidencia científica) y lo “bien que habla”, es decir, a arrojar una mirada de bondadosa abuela sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cosechando una rápida popularidad. Esa completa ausencia de solemnidad y de bronca, esa desacostumbrada blancura en el elogio se convirtió en pocos meses en un penetrante instrumento de apoyo al presidente, debido a la total ausencia de pretensiones y de importancia.
Un estilo inédito de estar en un espacio tan bronco y autoimportante como es la red social antes conocida como Twitter en todo lo tocante a la política, que tiene más especialistas por metro cuadrado que la liga de fútbol (que aún no habíamos mencionado este domingo que para ustedes es lunes).
En un típico acto de intimidación conocido como outing –sacar del armario a alguien contra su voluntad–, el citado noticiero ha revelado el verdadero nombre de la mujer que gestionaba la cuenta y también que, ante su evidente eficacia, en 2021 el PSOE había requerido sus servicios para coordinar las cuentas digitales del partido. En las redes sociales, la operación ha tenido el efecto pretendido, el antedicho: puñitos apretados y rechinar de dientes, acompañados de alguna befa barata de repetidor malote, carente de estilo y gracia.
El otro outing de la semana ha sido el increíble reportaje de investigación sobre el salario de la presentadora de RTVE Silvia Intxaurrondo, que esta semana demostraba sagacidad y buen humor (aunque no dotes canoras) en el programa de La2 Late Xou. A Silvia Intxaurrondo le tienen tomada la matrícula en Madrid desde que pilló mintiendo en vivo a Alberto Núñez Feijóo y se le ocurrió decirle que mentía. En el país del ácido bórico y la casete de la Orquesta Mondragón, llamar embustero al mendaz puede suponer un sumario por terrorismo en la Audiencia Nacional.