Sísifo Sánchez

Sísifo Sánchez

Estaba condenado al suplicio infernal de subir rodando una pesada roca hasta la cumbre de una montaña y en cuanto llegaba a la cima, la roca caía rodando hasta los pies de la montaña, de modo que tenía que volver a subir la enorme roca. Así una y otra vez. Así durante toda la eternidad (y la eternidad debe de ser algo muy largo). Albert Camus lo interpretó como una metáfora de la existencia humana en su ensayo El mito de Sísifo.

Pedro Sánchez afronta la legislatura más difícil, por la amnistía y los pactos a múltiples bandas

 

Dani Duch

¿Por qué menciono este mito? Porque a mediados de diciembre, en la presentación del libro Tierra firme, Pedro Sánchez le dijo al presentador, Jorge Javier Vázquez, para reivindicar su capacidad de resistencia y perseverancia: “Mi historia es la del mito de Sísifo. Tengo que volver a coger la piedra y volver a subirla”.

Más de uno asimilaría a Sánchez al mito de Narciso, ese personaje de un yoísimo infinito. Desde luego le cuadra más el mito del ave fénix, capaz de resurgir de sus propias cenizas. Pero él eligió el de Sísifo. ¿Por qué los dioses le habían castigado con esa condena eterna? Porque se creía más listo que nadie. Sísifo, rey de Corinto, ciudad griega, creyó que podía librarse de la muerte. Incluso dos veces lo intentó. En la primera, consiguió atrapar a la mismísima muerte, Tánatos, cuando fue a buscarle para llevárselo. Como estaba desaparecida y no podía hacer su trabajo, nadie moría mientras tanto. Los dioses se quejaban amargamente:

Al presidente le cuadra más el mito del ave fénix, que resurge de sus propias cenizas

–¿Cómo nos van a respetar los humanos si no se mueren?

Hasta que la encontraron. Zeus ordenó de nuevo que lo llevaran de una vez al mundo de los muertos. En esta segunda ocasión, Sísifo engañó a Hades, pidiéndole permiso para subir al mundo de los vivos y recordarle a su mujer que le tenía que hacer las ofrendas fúnebres correspondientes (él mismo le había dicho que no las organizara, claro). Murió de viejo, pero Zeus le condenó a subir eternamente aquella enorme roca que siempre, siempre, volvía a caer.

El mensaje del mito está claro: ningún humano escapa de la muerte. Sísifo cree que lo puede todo, pero también muere. Todas las cosas humanas tienen su fin. Políticamente hablando, el Gobierno de Sánchez, como el reinado de Sísifo, también tendrá su fin. Solo queda por saber qué pasará con la roca y lo que arrollará en su caída.

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