La tensión en el mar Rojo tiene costes

La tensión en el mar Rojo tiene costes

La decisión del gigante del transporte marítimo Maersk de volver a suspender (“pausar”) el tráfico de sus grandes buques portacontenedores por el mar Rojo, una semana después de haber anunciado que volvía a utilizar dicha ruta, refleja la grave preocupación por el aumento de la tensión en la zona y el riesgo de que otras compañías navieras sigan el ejemplo, como han empezado a hacer. Son 20.000 los grandes buques que cruzan anualmente por esta zona y suponen el 12% del comercio mundial.

Todo indica que desde el fin de semana se ha debilitado la sensación inicial de seguridad que había generado la puesta en marcha de una coalición internacional de diez países, liderada por Estados Unidos, para proteger el tráfico marítimo en el mar Rojo, frente a las agresiones de los rebeldes hutíes de Yemen. Hasta la fecha han sido veintitrés los buques atacados por estas milicias, financiadas por Irán, en solidaridad ante la guerra desatada por Israel contra los palestinos en Gaza.

Grandes navieras rechazan navegar pese a la protección de la coalición internacional

El ataque de cuatro patrulleras hutíes el domingo contra el gran portacontenedores Maersk Hangzhou , y su intento de abordaje, ha sido el hecho que justifica la citada decisión de la naviera danesa, propietaria del buque. Helicópteros de la Marina de EE.UU., que tiene sus buques de guerra en la zona, atendieron la llamada de socorro del portacontenedores, destruyeron tres patrulleras, mataron a diez de sus ocupantes e hirieron a otros dos. Esto no evitó, sin embargo, que el portacontenedores sufriera el impacto de un misil lanzado desde la costa de Yemen cuando atravesaba el estrecho de Bab el Mandeb, que es el tramo más vulnerable.

Las consecuencias económicas de la inseguridad que actualmente afecta a la navegación por el mar Rojo, antesala del canal de Suez, se traduce en un constante aumento de los fletes del transporte –un 160% para las importaciones procedentes de China­– y de las primas de las aseguradoras. A ello hay que sumar el retraso en las cadenas de suministros, especialmente los destinados a Eu­ropa-UE, al tener que utilizarse la ruta alternativa que supone bordear el cabo sudafricano de Buena Esperanza.

Para la economía internacional, ante el temor de mayor inflación, es fundamental que la coalición de diez países liderada por EE.UU. sea capaz de garantizar el tráfico marítimo en el mar Rojo. Eso, sin embargo, parece difícil de conseguir por las características de la zona y la agilidad operativa de los rebeldes hutíes. La mejor estrategia sería atacar sus bases operativas en territorio yemení. Pero ello comporta el riesgo de provocar una gravísima escalada del conflicto, con la implicación directa de Irán, algo que EE.UU. no quiere. Pese a ello, el Reino Unido, que forma parte de la citada coalición internacional, ha anunciado su intención de atacar por su cuenta dichas bases rebeldes, lo que aumentará la tensión y la incertidumbre en el mar Rojo.

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