Las barbaries actuales

La frase de Theodor Adorno: “Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie” –aunque la matizara más adelante, tras leer un poema de Paul Celan– viene a mi memoria estos días ante los actos de barbarie mucho más cruentos y terribles que los aludidos, en sentido figurado, por Adorno en su célebre aserto, ampliamente divulgado e interpretado. Muchos entendimos que lo que el filósofo quería decir era que la literatura resultaba superflua tras conocer los horrores del Holocausto e ignorarlos nos convertía en cómplices de los verdugos.

Hoy, y desde el 7 de octubre, nos golpean nuevos actos de barbarie. Primero los provocados por los terroristas de Hamas y después los de Israel a la población palestina.

Palestinians inspect the site where there was a Greek Orthodox church, destroyed following Israeli airstrikes on Gaza City, Friday, Oct. 20, 2023. (AP Photo/Abed Khaled)

 

Abed Khaled/AP

¿Podemos ignorar lo que sucede a uno y otro lado de la franja de Gaza, lo que sigue sucediendo en Ucrania, cuya guerra con Rusia ha pasado a segundo plano desde que ha comenzado la de Israel? ¿Podemos no enterarnos siquiera de las guerras de África? ¿ De las que se libran, por ejemplo, en Sudán o en Somalia, un país asolado, además, por la hambruna?¿ Es aceptable hablar de otras cosas? ¿Celebrar tan contentos Halloween?

Muchos, en especial entre las jóvenes generaciones de nuestro país, han decidido que lo que ocurre en el mundo no va con ellos, que conocerlo no les aporta ningún beneficio y que, como tampoco pueden cambiarlo, mejor pasar de todo.

Vivir sin curiosidad por lo que sobrepasa el inmediato entorno es un grave retroceso humano

Tal vez a los más sensibles les causaría pena saber que una pacífica rave fue brutalmente atacada y que Israel ha asolado el norte de Gaza, donde la destrucción es total. Por eso mismo creen que para la salud de su psique hay que evitar cualquier referencia que les pueda resultar nociva. Y por eso también es políticamente incorrecto tratar de ciertos aspectos –ocurre en las aulas universitarias– que puedan herir susceptibilidades tan delicadas.

De ahí que no resulte extraño que muchas personas, en especial las jóvenes, no lean los periódicos, no vean los informativos de televisión ni escuchen los de la radio.

Las noticias que les interesan las buscan en las redes y suelen tener que ver con lo que afecta directamente a sus expectativas: el trabajo, las relaciones personales o el ocio, entre el que se incluye, claro está, el deporte, ese gran opio popular tan rentable.

Lee también

Las celebraciones de hoy

Carme Riera
lv

Nunca como hasta ahora en la historia de la humanidad habíamos conseguido estar tan puntualmente informados de cuanto sucede en cualquier lugar del planeta y quizá nunca, como hasta ahora, al menos por estos pagos occidentales, nos ha importado menos acceder a la información. Cierto que pueden servírnosla manipulada, bien aliñada con aceite de falsedades de primera prensada, para que resulte más sabrosa, más lubricante, se difunda mejor y revierta, lo más rápidamente posible, en beneficio de quien la emitió. Pero, precisamente por eso, para calibrarla, es necesario conocer las fuentes y contrastarlas.

Vivir en la inopia, sin sentir curiosidad por lo que sobrepasa el inmediato entorno supone, a mí entender, un grave retroceso humano. Pasarnos la vida en la contemplación del ombligo me parece ignominioso y nos impide darnos cuenta de que cuanto más ignorantes, más manipulables.

No mirar o mirar hacia otro lado es condenable. Ignorar lo que ocurre también, porque de ese modo jamás seremos capaces de entender la necesidad de ponernos en el lugar del otro, algo en lo que también insistió Adorno y sin lo que es imposible avanzar hacia un futuro mejor. Avanzar hacia la paz.

Lee también

Con Neruda en Barcelona

Carme Riera
El archivo personal de Pablo Neruda será subastado en Barcelona el próximo 19 de marzo en un único lote que incluye más de 600 piezas, entre ellas 23 poemas y 164 documentos (manuscritos y mecanografiados), 91 primeras ediciones y otras 48 con dedicatoria o autógrafo, en los que se cruzan nombres como Salvador Allende, Miguel Hernández, Miró, Picasso o Gracía Márquez. EFE/Andreu Dalmau
Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...