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Los más grandes de todos los tiempos

LA COMEDIA HUMANA

He ido esta semana a la Pedrera, aquí en Barcelona, a ver la exposición de la obra del pintor Antonio López. Me deslumbró. Sus cuadros de la capital española me despertaron el afecto ancestral que siento por la ciudad donde nació mi madre, diluido un poco últimamente por el brote que sufren por allá de nacionalismo madrileño.

El mejor fotógrafo del mundo podría hacer mil intentos de replicar los panoramas de López, pero no llegaría a transmitir la misma luz que él, la riqueza ambiental o la fidelidad a la esencia de lo que uno ve cuando mira los edificios y las calles de Madrid. López, de 87 años, fue descrito por Robert Hughes como el mejor pintor “realista” del mundo. Hughes, australiano, fue el mejor crítico de arte del mundo.

 

ORIOL MALET

Lo que me lleva al tema de mi columna de hoy, inspirado también por un artículo en la web sobre el fenómeno GOAT. Los lectores jóvenes sabrán de lo que hablo, suponiendo, claro, que esta especie aún exista. Los lectores mayores quizá no lo sepan y por tanto les aclaro que goat significa cabra en inglés, pero, más relevante en este caso, es el acrónimo de greatest of all time, el más grande de todos los tiempos.

El artículo que leí propuso una lista de los GOAT en múltiples categorías, como literatura, arte, política y fútbol. Ofreceré mi lista, en estas categorías y otras.

Despachemos lo obvio primero. En literatura, Shakespeare; en arte, Velázquez; en política, Mandela; en fútbol, Pelé.

Puigdemont ha tomado como rehén a todo un Estado desde una base de poder ínfima y sin pisar suelo español

Hilando más fino, literatura latinoamericana: los candidatos que vienen a la mente son Borges, García Márquez y Vargas Llosa. Yo opto por el mexicano Juan Rulfo, cuyas obras Pedro Páramo y El llano en llamas poseen la virtud de ser cortas (a ver, niños, a ver si os animáis) y de concentrar la misma fuerza emocional que Guerra y paz.

Pasemos a los generales GOAT. Napo­león y Alejandro Magno tienen que estar ahí. Napoleón ganó 38 de sus 45 batallas; Alejandro, nueve de nueve. Julio César sería uno de sus principales rivales, también Gengis Kan, que conquistó más territorio que nadie. Pero yo me decanto por Hernán Cortés. La valentía, tozudez y astucia que demostró el extremeño al frente de un puñado de soldados en la derrota del imperio azteca es, para mí, una épica jamás superada.

Actores y actrices: la lista es larga. Peter O’Toole, Bette Davis, Jack Nicholson, Greta Garbo, Marlon Brando, Ingrid Bergman, Daniel Day-Lewis, Claudette Colbert, Chaplin, Audrey Hepburn, De Niro, Helen Mirren, Javier Bardem y (¿por qué no?) la gran Carmen Maura. Pero yo me inclino por Santiago Segura, cuyo personaje más conocido, el inspector Torrente, destila una forma de ser muy actual en su país, aquella representada por figuras como el excomisario Villarejo, Luis Rubiales e Isabel Díaz Ayuso. Bueno, vale. OK. Lo siento. No. Que el GOAT del cine sea Brando. En serio, Marlon Brando.

Putin ha logrado subyugar un enorme país a sus caprichos, tanto homicidas como suicidas

Pasemos a los políticos que siguen vivos hoy. (Ya sé que es una contradicción, que el premio GOAT implica “de todos los tiempos”, pero déjenme jugar.) Carles Puigdemont no hubiera figurado como candidato hasta hace unos días, cuando de repente dio con la devastadora frase “hay hombres que cuando hablan hacen subir el precio de la cal viva”. Aparte de la finura del zasca contra los dos dinosaurios más resentidos de la política española (Felipe González y Alfonso Guerra, para los que no se enteran), Puigdemont tiene el mérito de haber tomado como rehén a la totalidad de un Estado importante europeo desde una base de poder numéricamente ínfima, casi anecdótica, y encima lo ha logrado, por el amor de Dios, sin pisar suelo español, donde es considerado prófugo de la ley. Chapeau, Carlitos.

Otro candidato sería Barack Obama, pero lo descarto porque su capacidad de persuasión no estuvo a la altura de su genialidad como persona. ¿Quién más? Boris Johnson, que logró, él solito, sacar a su país de la Unión Europea. Pedro Sánchez, por su casi demencial perseverancia. Donald Trump, por su capacidad de conectar con la estupidez, vulgaridad y rencor de medio Estados Unidos y por seguir siendo, pese a su manifiesta criminalidad, una buena apuesta para volver a la Casa Blanca en el 2025.

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Pero para mí el claro ganador es Vladímir Putin. La política es el arte de convencer a la gente de que te siga o, mejor, de que te obedezca. Durante más de veinte años el zar ruso ha logrado subyugar un enorme país a sus caprichos, tanto homicidas como suicidas, a la vez acumulando una colosal fortuna sin demostrar el más mínimo interés por el bienestar de la enorme mayoría de sus 140 millones de compatriotas. Kim Jong Un ocupa el segundo lugar en el premio al líder político más eficaz hoy en día y podría arrebatar el galardón a su gran amigo ruso en el caso de que un día de estos Corea del Norte lance una bomba nuclear sobre Japón.

Otra categoría: el peor Papa de la historia. Alejandro VI, nacido Rodrigo Borgia, fue un mafioso renacentista que sobornaba, robaba o asesinaba a sus rivales, tuvo multiplicidad de hijos desde el supuesto celibato y tenía la costumbre de organizar orgías con prostitutas en el palacio papal. Un digno rival de Alejandro sería el más contemporáneo Pío XII, un pecador mortal por omisión que se distinguió por su silencio frente al Holocausto y otras barbaridades nazis.

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Pero para mí el GOAT aquí es el antipapa Juan XXIII, del siglo XIV. Reconozco que hago un poco de trampa, ya que no llegó a ocupar el trono del Vaticano, pero la descripción que hizo de él el famoso historiador británico Edward Gibbon se me hace irresistible. “El antipapa Juan XXIII –escribe Gibbon en el siglo XVII– fue acusado y declarado culpable solo de piratería, violación, so­domía, asesinato e incesto después de que los cargos más escandalosos fueran su­primidos”.

Finalmente el GOAT de los GOATS, en cualquier terreno, sin excluir la guerra y la paz, lo que nos lleva a la tremenda influencia que han tenido sobre ambas las figuras de Jesucristo, el profeta Mahoma o San Karl Marx. Pero prefiero limitarme a personajes seculares y me quedo con dos, Leonardo Da Vinci y Mick Jagger. Da Vinci será el number one, dirán muchos, pero como no lo vi actuar, elijo a Jagger, para la definición de cuya enormidad me faltan palabras. Sí, Mick Jagger de los Rolling Stones, el GOATísimo de todos los grandes que viven en el planeta hoy, o quizá siempre. Pero también puede ser que yo esté más loco que una cabra.

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