El agosto que nos espera

FUTUROS IMPERFECTOS

El agosto que nos espera

El escritor y pintor Narcís Comadira escribe un artículo en el Ara en el que nos advierte que este julio ha sido extraño, con unas elecciones fuera de tiempo que no han aclarado nada, unas sandías y melones con el precio disparado y unos melocotones y albaricoques con poco gusto. Y, por si fuera poco, ayer se jugó el primer Barcelona-Madrid del fútbol español a 9.000 kilómetros, cuando aún estábamos haciendo la maleta. No me digan que el mundo no era mejor cuando resultaba previsible, cuando las cosas sucedían cuando tocaba y Josep Pla nos explicaba las cuatro estaciones en Les hores.

Noche electoral sede de Junts.

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ANA JIMÉNEZ

Nada anticipa lo que nos espera en agosto, pero hay que tener tan poca esperanza con la fruta como con los políticos para el mes que sigue. Es una manera rara de empezar las vacaciones sabiendo que en dos semanas comienza la Liga y se constituye la Mesa del Congreso, cuando aún no se han completado ni plantillas ni pactos. Y cuando sandías y melones siguen igual de caros y de insípidos. Nos vamos de vacaciones con los bosques mediterráneos ardiendo y la guerra tronando a las puertas de Europa. Pero decidimos que ya nos preocuparemos del cambio climático y del horror en Ucrania a la vuelta.

Lo mismo la fruta que la política poco se puede esperar que mejoren en el mes que sigue

Julio aún nos ha dado una sorpresa de última hora: el voto por correo ha otorgado un escaño más al PP y uno menos al PSOE, con lo que si Pedro Sánchez quiere ser presidente no tendrá bastante con la abstención de Junts, necesitará su ­apoyo. Después de escuchar a los líderes del partido de Carles Puigdemont, con la pancarta de“Ja n’hi ha prou”en la mano y diciendo que eso no iba de derecha o izquierda, sino de Catalunya o España, no soy optimista para salir del laberinto en el que hemos entrado.

Es posible que con el voto por correo la factura que deba pagar la izquierda en Waterloo haya subido. Narcís Comadira en el artículo antes citado avisa de que lo inteligente sería que el independentismo no pidiera la luna, sino transferencias e inversiones. Seguramente lo escribe ante el peligro de que haya un eclipse inesperado y nos quedemos a oscuras. Y que las sandías y los melones ya no vuelvan a tener gusto.

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