Borges se imaginaba la memoria como un museo de espejos rotos, seguramente porque es muy difícil recomponerlos. Casi tanto como los recuerdos, que acaban también cubiertos de azogue con el paso del tiempo, hasta el punto de que acabamos por no reconocerlos. Es por eso que el periodista Manuel Ibáñez tituló su biografía La memòria és un gran cementiri, lo que resulta un acto de sinceridad y de prudencia. Somos nuestra memoria y a menudo nos protegemos de ella sobrevalorando lo que nos estimula o minimizando lo que nos inquieta.
Un ejemplo de como olvidamos lo que nos disgusta son las palabras de Aleksander Ceferin, el abogado esloveno que preside la UEFA, que acaba de declarar que el caso Negreira es “una de las cosas más graves en el fútbol que haya visto nunca”. Suena a broma que a quien accedió al cargo por el mayor escándalo de corrupción de la historia del fútbol, que se llevó por delante a su antecesor, Michel Platini, le parezca eso menos grave que un caso en el que nadie ha podido acreditar todavía un solo delito que afecte al FC Barcelona.
Ciertamente, el silencio de la junta directiva ante el caso Negreira desconcierta. Nadie ha dado una explicación a los únicos propietarios de la entidad –que son los socios–, que se la merecen. Mala cosa es aquello que no se puede explicar o resulta difícil de esclarecer. Pero los tribunales están en ello e igualmente, con todo su derecho, la UEFA ha encargado a dos inspectores investigar si se ha violado el marco legal del organismo europeo.
El presidente de la UEFA califica el caso Negreira como el más grave que haya visto
Sin embargo, amenazar con dejar el club fuera de la Champions League antes de una sentencia judicial es una temeridad. La justicia deportiva no pasa por delante de los tribunales penales, por lo cual, si la entidad fuera sancionada y se demostrara luego que el Barça no ha cometido ningún delito, la UEFA debería indemnizar al club con una cifra descomunal.
Ceferin es abogado y sabe que ha podido acceder a un tercer mandato al frente de la UEFA, a pesar de que fue acusado de soborno en un asunto privado, porque no había una sentencia condenatoria. La democracia es el imperio de la ley y el fútbol no es un virreinato aparte. Aunque algunos lo intenten o lo sueñen.
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