Hoy hace tres años, el Gobierno decretaba un duro confinamiento y nuestras vidas cambiaron. Fueron 100 días de un estado de alarma imprescindible, aunque aún hay quien lo sigue poniendo en duda, para frenar lo que se nos venía. Sufrimos, sentimos, echamos de menos, trabajamos como pudimos, supimos lo que era un ERTE y, pese a tanta incertidumbre, las redes sociales sacaron lo mejor de muchos. Esta semana los internautas están recordando momentos memorables de aquellas semanas. Algunos son auténticas joyas.
Hay vídeos o imágenes que vistos tres años después parecen irreales. Pero sucedieron. Twitter fue una fuente principal de información y de socialización. Los primeros días fueron de pura supervivencia. Las videollamadas con la familia y los amigos esperando que todo durara poco, los aplausos a las ocho de la tarde, ordenar la librería, cocinar y hacer eso para lo que nunca se tuvo tiempo. Y difundirlo.
Vimos a los militares patrullar nuestras calles, a jabalíes y ciervos en las rotondas y a vecinos vigilando que de verdad salíamos a comprar y no nos queríamos saltar las normas. Hubo también quien en esos días arrasó con el papel higiénico en el supermercado, a quien le dio por la levadura o quien se llevaba a su casa natillas por docenas. Todo esto ocurrió hace no mucho.
Cosas que se han agotado durante el confinamiento:
— La Vecina Rubia (@lavecinarubia) April 19, 2020
–El papel higiénico.
–La levadura.
–La comprensión lectora.
Pasaban los días y las noticias sanitarias no eran buenas. Vino el cierre total de la economía y las paredes empezaban a estrecharse. Los dueños de mascotas eran unos privilegiados. Hubo quien le pidió al vecino si podía pasear a su perro. Había quien salía a la compra con bolsas de plástico en la cabeza. La adquisición de amoniaco y lejía se disparó. Los disfraces fueron reutilizados y ahí estuvo Jokin, con su viral “me aburro, me aburro mucho” desde su balcón. Fue de lo mejor de aquellos días. Y Celtas Cortos nos hizo todo más llevadero con su versión del ‘20 de abril’.
Con el paso del tiempo empezó a llegar la picaresca. Los policías contaban anécdotas como la de quien se iba a comprar el pan a 20 kilómetros de su casa, porque “me gusta esta panadería”. Llegó la desescalada y el manual para la llamada “nueva normalidad”. Piel de gallina.
Tres años sólo. Se pudo salir más fuertes y más unidos, pero creo que no es el caso. Fueron meses en los que reaprendimos lo que significaba un abrazo. Y lo pusimos en práctica durante un tiempo. Hoy, creo, estamos olvidando lo duro que fue todo aquello.