Zelenski pide más armas en Washington

Zelenski pide más armas en Washington

El viaje relámpago que el presidente de Ucra­-
nia, Volodímir Zelenski, ha efectuado a Washington –el primero al extranjero desde que estalló el conflicto bélico–, donde tenía programado entrevistarse con el presidente Joe Biden y pronunciar un discurso ante las dos cámaras del Congreso estadounidense, se ha producido en un momento determinante para el devenir de la guerra en los próximos meses. Ha coincidido con el anuncio por parte de Estados Unidos del más importante paquete de ayuda militar a Ucrania, valorado en 1.800 millones de dólares y que incluye por vez primera una batería del sistema de defensa antimisiles Patriot, largamente reclamada por Kyiv para contener la ofensiva de bombardeos rusos sobre las instalaciones energéticas y militares.

La visita ha coincidido con los trescientos días desde el inicio de la invasión rusa y tiene un alto valor simbólico. Por un lado, reafirma de manera contundente el compromiso de EE.UU. de seguir apoyando a Ucrania con ayuda militar, económica y humanitaria que el Congreso aprobará esta semana por un importe de 45.000 millones de dólares para el año próximo. Y por otra parte, confirma que esa ayuda es imprescindible para que Ucrania pueda seguir haciendo frente con éxito a los ataques rusos y ratifica a Washington como el mejor aliado de Kyiv. Con el apoyo de Biden, Occidente se ha unido a Ucrania y ha buscado aislar a Rusia sin involucrarse directamente en un conflicto armado con ella.

Biden garantiza la ayuda a Ucrania y Putin aumentará el potencial militar ruso

Zelenski, que ya se había reunido con Biden en el despacho oval el 1 de septiembre del 2021, le reiteró ayer su demanda de armas, armas y más armas, especialmente para frenar los ataques de los drones rusos de fabricación iraní. Ante esta demanda, el Kremlin ya ha advertido que considerará el equipo militar suministrado por EE.UU. a Ucrania como un objetivo legítimo de sus ataques, valorando que la visita de Zelenski a Washington “agrava” el conflicto.

Recibiendo a Zelenski en la Casa Blanca, Biden lanza de nuevo un claro mensaje a Putin: EE.UU. no se involucrará en una guerra activa con Rusia pero su compromiso con el pueblo ucraniano no desfallecerá. Desde el comienzo de la guerra, la ayuda de EE.UU. roza los 100.000 millones de dólares.

El viaje de Zelenski a EE.UU. ha estado precedido por el que efectuó a la ciudad de Bajmut, en primera línea de fuego en la región de Donetsk, donde se presentó por sorpresa para condecorar a algunos militares y elevar en persona la moral de las tropas en una ciudad que se ha convertido en un símbolo por las elevadas pérdidas de vidas humanas de ambos bandos por controlarla. Este arriesgado desplazamiento de Zelenski, en su deseo de intentar frenar una posible gran ofensiva rusa a principios del 2023, contrasta con las declaraciones del presidente Putin en las que admite una situación “extremadamente difícil” en las provincias que Rusia se anexionó en septiembre.

El líder ruso ha cancelado su discurso anual obligatorio constitucionalmente sobre el estado de la nación y también su tradicional rueda de prensa de fin de año para evitar preguntas incómodas. Resulta evidente la preocupación en el Kremlin por el desarrollo de la guerra. Putin trata de encubrir su incapacidad para ganarla con una deriva autoritaria ordenando una caza de “espías, traidores y saboteadores”. Ayer se reunió con la plana mayor de las fuerzas armadas rusas y les prometió más potencial militar, incluido el nuclear, sin límites de presupuesto para sostener la ofensiva en Ucrania.

Esta confirmación de la apuesta del líder ruso por la vía militar, la resistencia que Ucrania sigue ofreciendo y el compromiso de Estados Unidos y de la OTAN de seguir ayudando a Kyiv auguran no solo un invierno duro sino un conflicto largo y enquistado en el que la posibilidad de que ambas partes se sienten en una mesa a negociar, no ya la paz sino incluso un alto el fuego, aparece muy lejana.

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