Bravo Zulu OTAN

El ser humano no es fácil de entender, tampoco lo son los países. Darwin descifró los secretos de la evolución hace más de 160 años y Heisenberg hizo sus descubrimientos hace 100, pero aún hoy hay grandes debates alrededor de las causas de la depresión, la ansiedad y el liderazgo. Sabemos más física que psicología. Parte de la complejidad del ser humano está relacionado con nuestras peculiaridades mentales: la raíz cuadrada de 2 no cambia según las circunstancias, pero mi percepción de las cosas sí. En la edad media haber tenido una sanidad pública universal como la española hubiese sido considerado milagroso, pero hoy, lógicamente, no sirve para aplacar el descontento.

A comienzos del milenio, el politólogo Robert Kagan hizo popular la idea según la cual los europeos somos de Venus y los estadounidenses de Marte. El planeta de la diosa del amor frente al del dios de la guerra, una mentalidad más pacifista y mediadora en Europa frente a una más intervencionista o guerrera en Estados Unidos. Hay motivos de contexto que explican esas diferencias. Dos guerras mundiales devastadoras crearon una mentalidad antibelicista en Europa y algo parecido pasó en España con nuestra Guerra Civil. En Estados Unidos fue distinto, si bien pagaron un doloroso precio por su generosa ayuda a Europa durante la Segunda Guerra Mundial, solo hay que visitar los cementerios en Normandía para comprobarlo, sus ciudades quedaron intactas y vivieron un avance industrial asombroso.

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JUANJO MARTIN / EFE

En la tesis de Kagan fallan cosas, claro. Ni Europa es una voz unánime, ni en Estados Unidos todos comparten el ardor guerrero. Se puede decir que está universalmente aceptado que es un error fiarlo todo al poder militar, pero también debería serlo fiarlo todo a mediadores o buenas intenciones porque no persuaden a dictadores. Hay que desear lo mejor, pero estar preparados para lo peor.

La petición de Suecia y Finlandia de adherirse a la OTAN es un refrendo a esta tesis. Suecia y Finlandia son países universalmente conocidos por su tolerancia y respeto y, a la vez, son países que invierten muy activamente en defensa porque creen que las democracias deben caminar y mascar chicle a la vez.

Hay que impulsar la cooperación OTAN-UE en movilidad, seguridad, amenazas híbridas...

También sepamos que no hay que ser presciente para saber que la aproximación a la defensa es tan compleja como desarrollar una sanidad universal, una educación de calidad o un sistema judicial ágil. No es solo una cuestión de voluntad. Así, España debe aumentar sus capacidades militares y de inteligencia y pensar en una autonomía estratégica no enfocada solo a la defensa de la soberanía territorial y debe haber unas fuerzas europeas más cohesionadas e interoperables. Todo bajo una lógica y una supervisión democrática como la que aplican Suecia o, por aportar otro ejemplo de país pacífico fuertemente armado, Suiza. Además, tenemos la opción de acercar Venus a Marte de una forma muy nuestra: impulsando la cooperación OTAN-UE en movilidad, ciberseguridad, amenazas híbridas, contraterrorismo y seguridad con un presupuesto europeo que complemente los esfuerzos de los estados miembros y promueva la cooperación entre empresas y entidades de investigación de la Unión en el desarrollo de tecnología y equipos de defensa avanzados e interoperables. Todo esto puede ser exergónico y si lo hacemos, los españoles nos podrán decir, dentro de una generación, aquello que la Armada comunica cuando algo se ha hecho bien: Bravo Zulu.

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