La UE sale al rescate

La UE sale al rescate

La respuesta contundente de la UE a favor de España en su conflicto con Argelia no debería sorprender a nadie. El contundente mensaje del Gobierno argelino con el que rompía el tratado de amistad existente con España se entiende dentro de la lógica de bloques que la guerra de Ucrania está provocando. Argelia es el socio preferente de Rusia en el norte de África, y España se ha alineado de forma muy clara con la defensa de Ucrania y organizará la cumbre de la OTAN este mes.

Es cierto que España ha cambiado su posición sobre el Sáhara, pero también lo han hecho Alemania y otros países europeos y la reacción argelina no ha sido la misma. Desde el primer día en que el Gobierno de Marruecos hizo público el histórico cambio de posicionamiento español sobre el Sáhara, la principal amenaza que se cernía sobre nuestro país era un eventual corte de suministro del gas argelino. Pero Argel nunca ha mezclado ambos temas y ayer mismo, tras criticar por precipitada la decisión de la Comisión Europea de apoyar a Madrid, dejó muy claro que seguiría suministrando el gas. No hay otra. Una cosa es la política y otra es el negocio. Argelia escenifica su malestar con España, pero no puede permitirse el lujo de dejar de vender su gas.

Y la UE ofreció ayer una imagen clara de consenso y unidad. Hace años, los intereses egoístas de cada país podrían haber prevalecido sobre los del conjunto. Italia, especialmente, estaría encantada de pasar a ser el socio preferente de Argelia en la zona en perjuicio de España, pero hoy la CE toca el pito y sus miembros cierran filas. En este sentido, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se movió rápido y se presentó ayer en Bruselas para reunirse con el vicepresidente de la Comisión, el letón Valdis Dombrovskis, y lograr que este dijera que el conflicto no era entre Argelia y España, sino entre Argelia y la propia UE.

No será fácil restablecer la sintonía perdida con Argelia. Básicamente porque el país magrebí tampoco tiene especial interés en hacerlo. Los intereses geopolíticos de Rusia y Occidente pesan mucho. Por eso, España aplicó la realpolitik y se alineó con las tesis europeas en el Sáhara, que están más próximas a la causa marroquí que a la argelina. Con la guerra de Ucrania, han vuelto los bloques y desaparecen las equidistancias.

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