Más paro y menos inflación

Más paro y menos inflación

La destrucción de 100.200 puestos de trabajo en los tres primeros meses del año no es una buena noticia pero no sorprende. Como afirma la patronal española, ello entra dentro de lo que es normal en un primer trimestre, en que se acusa el fin de la campaña navideña y la consiguiente rescisión de contratos. La mitad de la reducción del empleo, en este sentido, se ha producido en el sector servicios. La otra mitad ha sido en la industria como consecuencia, principalmente, de los problemas por los cortes de suministros, que aún continúan, y del impacto de la guerra de Putin en Ucrania en un menor crecimiento económico y en una mayor inflación. El índice de precios de consumo de abril (IPC) se ha situado en el 8,4%. Supone un frenazo en la tendencia alcista, ya que se ha reducido en 1,4 puntos, pero es todavía muy elevado.

El Ministerio de Economía, que hoy presentará su nuevo cuadro macroeconómico, insiste en que el aumento de los precios es temporal y que en el 2023 la inflación volverá a la senda del 2%. Sin embargo, pese a la inflexión de la inflación que se ha registrado en abril, gracias en parte al menor incremento de los precios energéticos por las medidas adoptadas por el Gobierno, hay un dato muy negativo. Es el disparo de la inflación subyacente hasta el 4,4%, lo que podría suponer el inicio de una segunda ronda inflacionista, con impacto en el conjunto de los productos, con un carácter más estructural, al margen de los precios de la energía y de los alimentos frescos no elaborados.

La pérdida de empleo ha sido la normal de un primer trimestre y el IPC flexiona a la baja

Las próximas medidas que adoptará el Gobierno para reducir el recibo de la luz en un 30% –al aplicar un tope de 50 euros por megavatio hora en el impacto del gas natural en el cálculo de la tarifa– deberá contribuir a un nuevo descenso de la inflación en el mes de mayo. Sin embargo, la incertidumbre en torno a los precios de la energía es muy elevada por la dinámica derivada de las represalias que pueda adoptar Rusia en sus contratos de suministro a Europa a causa de las sanciones que le han aplicado.

La destrucción de empleo registrada en el primer trimestre, que ha ido asociada a un aumento del paro en 70.900 personas, está en concordancia con la media de los primeros trimestres del periodo 2014-2019, antes de la covid. En este mes de abril, gracias a la celebración de la Semana Santa y al próximo inicio de la temporada turística, que se prevé muy bueno, se espera que se haya registrado un importante repunte de la contratación, según los indicios que tiene el Gobierno.

La peor noticia de la evolución del mercado laboral en el inicio del año ha sido la intensa caída de trabajadores autónomos, con 55.700 menos que a finales del 2021. Eso refleja una dinámica emprendedora muy preocupante, ya que los autónomos constituyen una parte estratégica del tejido productivo de la economía española.

El número de contratos indefinidos, como consecuencia de la reforma laboral, sigue en aumento. Pero la tasa de temporalidad, a­unque se ha reducido, aún está en ­nive­les del 24,2%, lo que refleja la per­sistencia de un elevado grado de precariedad, que afecta principalmente a mujeres y jóvenes.

La destrucción de empleo se produce, paradójicamente, en una situación del mercado laboral en que se registra falta de mano de obra en varios sectores, como la construcción, la hostelería y en los perfiles más tecnológicos del comercio, los servicios y la industria. Es urgente, por tanto, resolver el grave desacoplamiento que hay entre la oferta y la demanda laboral. Igualmente urgente, en el ámbito de los precios, es aplicar la ley de la Cadena Alimentaria para mejorar los importes que cobran los agricultores al tiempo que se limitan los abusivos márgenes que encarecen los alimentos exponencialmente –y sin justificación– cuando llegan al punto de venta. Ambos son problemas estructurales que requieren la máxima atención.

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