¡Oh, Elon Musk que estás en Marte y en la Tierra!

¡Oh, Elon Musk que estás en Marte y en la Tierra!

Hubo una vez que quisiste llevarnos al futuro montados en un coche sin gasolina. Diseñaste un cohete que nos iba a llevar a Marte. Fuiste el fundador de Paypal porque ya sabías que eso del dinero físico era un estorbo poco eficiente. Tu mente vivía en el futuro, en un lugar sin contaminación. Tus ideas (con tu dinero) iban a darle un empujón a la humanidad. Tu divinidad estaba alejada de la mediocridad humana. 

Elon Musk demostró desde temprana edad una capacidad de improvisación amplia, una predilección por la aventura y por el trabajo duro

Elon Musk demostró desde temprana edad una capacidad de improvisación amplia, una predilección por la aventura y por el trabajo duro

Riki Blanco

¡Oh, Elon! Cómo te quería… Leí tu biografía y cuando todavía no eras mainstream le hablé a todo el mundo de ti. Todavía no existía el bitcoin, ni Trump, ni sabíamos lo que era la cultura woke, y tú solo querías mejorar el mundo. Eras el tercero de esa santísima trinidad junto a Steve y Bill. Mi pareja me decía que no confiara en ti, que tu padre se había hecho rico en la Sudáfrica del apartheid con una mina turbia de esmeraldas y que había tenido una hija con su hijastra. Yo te defendí, le dije que qué culpa tenía un hijo de los errores de su padre. Elon, tú eras el futuro. Tú me convenciste de que había una solución a los problemas de los humanos. Tu mente tocada por los dioses estaba destinada a llevarnos a otro nivel. La era del transhumanismo estaba a tocar gracias a tus ideas. La inmortalidad, ¿por qué no?

Entendiste lo fácil que es manipular a las personas cuando les das un buen enemigo al que odiar

Tus empresas empezaron a crecer, y tuviste que profesionalizarlas, llamaste a gente que se hizo cargo de ellas y te diste cuenta que ya no era necesario que estuvieras 24/7 gestionándolas. Empezaste a tener tiempo para dar entrevistas, asistir a guateques donde todos te recordaban lo genial que eras, y lo más importante, tenías tiempo para entrar en Twitter. Allí descubriste lo fácil que es manipular a las personas cuando les das un buen enemigo al que odiar. Ponías un tuit y la gente te seguía hasta el precipicio, incluso era capaz de saltar al vacío por ti. Les decías a los jóvenes que compraran criptomonedas absurdas y te hacían caso. Allí descubriste que el poder de influir en las decisiones de la gente es el mayor de los poderes. Te hiciste cercano a Trump y a cada centímetro que te acercabas a él, el sueño de ir a Marte empezaba a alejarse. La administración americana empezó a contratarte cohetes, y te pusiste como una furia cuando expulsaron de Twitter a tu nuevo amigo. 

Empezaste una cruzada por la libertad de expresión, te dejaste entrevistar por el ídolo de los incels americanos fumando un porro de marihuana, y juraste que restablecerías la libertad de expresión en tu amada América. Ya no tenías tiempo para Marte. Tus coches eléctricos eran más valiosos por el valor especulativo en la bolsa que por su capacidad de ayudar a los osos polares. Te dedicaste a decirles a esos hombres blancos enfadados con el mundo moderno que Netflix era el mal porque estrenaba muchas películas con negros, gais y transexuales, y ellos te aplaudían. Te aplaudían muy fuerte y cuanto más te aplaudían más te seguían. Les decías que compraran más bitcoin, y te hacían más caso. El valor del mismo subía y tu riqueza también. Tu cruzada contra la ideología de género te había convertido en un rockstar. Más influencia, más hombres blancos enfadados, más ataques a la modernidad y más ceros en tu cuenta bancaria infinita.

Descubriste que el poder de influir en las decisiones de la gente es el mayor de los poderes

¡Oh, Elon! Te convertiste en la persona más influyente de las pulsiones reaccionarias de la sociedad. Amasaste más poder que el mismísimo Trump, y a lo mejor te acordaste que él acabó fuera de Twitter, y fuera de la presidencia de Estados Unidos… y eso sería lo peor que te podría pasar ahora, porque Twitter te ha convertido en un Dios y lo peor que le puede pasar a un Dios es quedarse sin devotos. Tal vez ahí te diste cuenta que lo de ir a Marte está bien, pero el poder total en la Tierra bien vale 40.000 millones.

Pd: Si un día decides volver al sueño de Marte, nos alegrarás a muchos, pero por favor, permite que los cohetes lleven Netflix porque el viaje dura 400 días.

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