Hasta que los ayuntamientos democráticos tomaron en la segunda mitad de los años setenta las riendas de la gestión cultural, fueron las entidades privadas las encargadas de dinamizar la cultura en cada localidad. Un buen ejemplo de ello que todavía pervive es el Club Pollença, centenaria y dinámica asociación que ofrece a sus socios (más del 10% de los habitantes de esta población mallorquina) una extensa programación en materias como el arte, la literatura, el cine, la arquitectura, la música, el teatro, el pensamiento, la historia y muchas otras. Estos días ha tenido la primicia de ser el lugar donde se ha realizado la presentación de la última novela de Javier Cercas, ambientada en aquella zona.
El escritor comentó que el presidente de la entidad, el artista plástico Biel March, ha sido “el productor ejecutivo” del libro, pues le encontró las localizaciones que necesitaba, le puso en contacto con las personas que necesitaba para documentarse y hasta le encontró la mansión que necesitaba describir en una de las escenas cumbre.