Alberto Núñez Feijóo lleva cuatro elecciones seguidas ganando en Galicia por mayoría absoluta. Se dice pronto, pero es algo muy difícil de conseguir. El presidente gallego se ha caracterizado siempre por hacer un discurso centrado y más preocupado por la gestión que no por vender ideología. En las últimas elecciones, celebradas en el 2020, se impuso sin que Cs y Vox obtuvieran ni un solo escaño, lo que es todo un síntoma de que se puede hacer una política conservadora y moderada sin el peligro de dejar un espacio a la derecha para que se cuelen sus adversarios.
El estilo de Pablo Casado es completamente diferente. Lo escribimos aquí y no nos cansaremos de recordarlo: su mejor momento político fue en su intervención en el Congreso para responder a la moción de censura presentada por Santiago Abascal contra el Gobierno. Discurso moderado y centrado, totalmente alejado del lenguaje de Vox. Fue un espejismo. Desde entonces Casado se ha volcado en intentar competir con Abascal con un discurso extremista más típico de un usuario de las redes sociales que de un líder que quiera gobernar España. Es inadmisible que convierta un hecho aislado (si es que existe) en algo general cuando afirma que en Catalunya hay profesores con instrucciones para no dejar ir al baño a niños porque hablan en castellano o que en Baleares se ha prostituido a menores bajo la tutela del Gobierno autonómico.
Feijóo y Casado coincidieron ayer en un acto en A Coruña y allí el primero le recomendó que su misión era “llevar la responsabilidad, la serenidad y el sosiego a la política española”, a lo que el presidente del PP le respondió que no tenían que callarse ante nada. “Vamos bien”, concluyó. Lo que no se sabe es hacia dónde va. Seguramente si no sale de su burbuja de la capital, donde es jaleado y donde consume solo determinada prensa, puede sentirse muy consolidado.
Pero para ganar las próximas elecciones generales necesitará algo más. Que no se lo tome a mal, pero Feijóo le enseña un camino. Ojalá le haga caso por su bien, y por el de todos. Esta crispación es inaguantable.