Oxígeno para siete días

El sector turístico del interior de Catalunya vive una Semana Santa para recordar. Casas rurales, apartamentos, campings y pequeños hoteles han canalizado las ansias de escapada y de cambiar de escenario después de un año de pandemia y los sucesivos confinamientos. Las reservas se dispararon en cuanto se anunció el fin del confinamiento comarcal y a estas alturas la ocupación en algunas zonas ya es mejor que durante la Semana Santa del 2019. Sin embargo, no hay que perder de vista que más de 65.0000 camas turísticas, sin contar las de los más de 320 hoteles de Barcelona que permanecen cerrados, siguen fuera del mercado. El grueso de los grandes establecimientos de Lloret, Salou, Cambrils y La ­Pineda esperan que despierte el turismo internacional para plantearse la reapertura. Para el grueso del sector, cuantitativamente hablando, reina la incertidumbre y pocos se atreven a vaticinar qué pasará en verano. La pandemia mantiene en invernación una industria turística que lleva meses reclamando ayudas como las que han recibido sus homólogos europeos.

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