Madrid

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Parece que la famosa petición de Esperanza Aguirre de catalanizar a España ha empezado por Madrid, aunque sea por la desgraciada vía de imitar la judicialización de la política que sufrimos en Catalu­nya. Sea por ósmosis, o por el caos generado por la presidencia de Ayuso, lo cierto es que serán los jueces quienes decidirán cuándo votarán los madrileños. Aunque, en su caso, no habrá órdagos independentistas, ni represiones de por medio, sino simple trilerismo político. El intento de colocar unas elecciones avanzadas para impedir una moción de censura es de lo más burdo que se ha visto en la política reciente, y se han visto muchas cosas burdas.

Madrid ha estallado, pero la implosión esconde una explosión global

Madrid, pues, ha estallado, pero la implosión en la capital del reino esconde una explosión global que puede cambiar el panorama político español y, en cierta medida, todo surge del resultado de las catalanas, con un nombre propio en pleno naufragio: Ciudadanos. Lo apunté después del 14-F y creo que los acontecimientos van en la dirección vaticinada. Por un lado, los resultados del PP han agravado la crisis interna que padece el partido a causa de dos vías de agua: el sapo indigerible del Bárcenasgate y la severa laminación de su espacio por parte de Vox. Y ese desgaste suma capital en la cuenta de Pedro Sánchez. Por el otro, los resultados de Ciudadanos han dejado al partido de Arrimadas en coma inducido (autoinducido, sería más preciso) y con diagnóstico fatal. El naufragio parece inevitable y los restos flotantes irán a parar a las filas de los socialistas, lo cual suma también en la cuenta de Pedro Sánchez. Las últimas maniobras de Ciudadanos van, sin duda, en esa dirección de cobijarse bajo el paraguas socialista. La implosión de Madrid, por tanto, no ha sido el desencadenante de una crisis global del mapa político, sino su primera consecuencia, una implosión que ha abierto una brecha en la capital que, sorpresa, sorpresa, también suma en la cuenta de Pedro Sánchez. Es cierto que no se conoce el desenlace judicial del entuerto, y que, si van a elecciones, Ayuso puede ganar gracias al populismo desaforado que ha vendido con notable eficacia. Pero también lo es que el PSOE podría gobernar la comunidad, cuando ello no estaba sobre la mesa. Si añadimos, finalmente, que la victoria de ERC sobre Junts también suma en la cuenta de Pedro Sánchez, no en vano los republicanos están por la labor de reforzar su relación (y, por el camino, aislar a Puigdemont), solo queda concluir que todo este terremoto en el mapa político español beneficia, sobre todo, a Sánchez, el gran superviviente de todos los naufragios.

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