El asalto al Capitolio ha puesto de manifiesto no solo que millones de ciudadanos viven en una realidad paralela, sino que se ha ido alimentando un sentimiento de animadversión al diferente durante el mandato de Donald Trump, que no solo amenaza la paz social como marco de convivencia, sino también la democracia como sistema político de referencia. El odio no es nuevo: Aristóteles, Séneca, Spinoza o Descartes se ocuparon de su potencial destructor. Pero nunca como ahora se ha hecho más evidente su fuerza, seguramente porque un mal uso de internet, las redes sociales o la propaganda ha facilitado que el odio pueda entrar en nuestras casas sin llamar a la puerta. El odio tiene mil caras, como el terrorismo, la homofobia, la violencia contra las mujeres, el racismo o el ultranacionalismo.
Esta semana muchos hemos sabido quién era Jake Angeli, este descerebrado con la cara pintada, el cuerpo desnudo y la cabeza cubierta con un gorro de pieles con dos cuernos, que ocupó la tribuna presidencial del Senado durante el asalto. Este tipo pertenece al colectivo QAnon, que defiende una teoría de la conspiración según la cual están librando una batalla contra una red satánica, pederasta y caníbal, formada por líderes del Partido Demócrata, altos funcionarios de Washington y magnates judíos como Bill Gates o Georges Soros. Esta descomunal mentira que circula por las redes está generando odio por Estados Unidos, que es la gasolina que estalló en el Capitolio.
La ciencia cree que la mente genera una brecha de empatía que desbloquea el odio
El odio es una de las cuestiones que últimamente están mereciendo más atención en las sociedades occidentales. Emile Bruneau, director del laboratorio de Neurociencia de la Universidad de Pensilvania, escribió que lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia. El odio es otra cosa. Según su teoría, la mente genera lo que se podría denominar una brecha de empatía. El individuo es capaz de apagar la señal de empatía y esa oscuridad impide ponernos en el lugar de otra persona, que percibimos como enemigo.
Steven Spielberg ha realizado una serie documental para Discovery Channel titulada Por qué odiamos, donde advierte que el odio es la emoción más primitiva y destructiva de la humanidad. En el último capítulo propone como receta para combatirla fomentar el pensamiento crítico, educar en la tolerancia y practicar el respeto al otro. La lástima es que no hay vacuna de efecto inmediato contra este virus, así que habrá que estar atentos para que no se convierta en una epidemia peor que la covid.