El medicamento, capital Amsterdam

El medicamento, capital Amsterdam

Una de las más rotundas derrotas de Barcelona se produjo durante la votación del Consejo de Ministros de Asuntos Generales de la Unión Europea, celebrado en Bruselas en noviembre del 2017, cuando la capital catalana aspiraba a ser la sede de la Agencia Europea del Medicamento. El Brexit dejó a Londres sin ese centro científico de referencia en el que trabajan casi un millar de personas altamente cualificadas, pero que al mismo tiempo atrae a cientos de consultoras dedicadas a tramitar las licencias de los fármacos. Finalmente se impuso Amsterdam a Milán, si bien Barcelona quedó descartada en la primera votación. Un año antes era claramente favorita para ser elegida, pero la inestabilidad política catalana tras la declaración unilateral de independencia la dejó sin opciones, por más que las autoridades barcelonesas y catalanas hicieran el paripé intentando mostrar una unidad que no existía, ni en la política ni en la sociedad. Algún día habrá que hacer balance del desastre que representó el procés y especialmente su fiasco final, pero de momento nadie se atreve a hacer números por eso tan catalán de no ofender a nadie.

Lo dicho, Amsterdam se llevó el gato al agua y hoy es la capital del medicamento, con todos los beneficios que ello comporta. En la metrópolis holandesa, la inteligencia siempre ha sido bienvenida, pues ya en el siglo XVII se editaban en sus provincias la mitad de los libros publicados en el mundo. Sin embargo, en las últimas horas hemos sabido que los Países Bajos, que fueron los primeros en conocer la eficacia de las vacunas de Pfizer y BioNTech el pasado noviembre, ha sido el último Estado de la Unión Europea en empezar la inmunización de sus habitantes. En ningún caso como resultado de las dudas sobre las vacunas, sino a causa de su incompetencia política. De hecho, el país recibió el medicamento el pasado 26 de diciembre pero no empezó a vacunar hasta ayer, porque no tenía un plan de distribución, ni disponía de refrigeradores para transportarlo.

Los Países Bajos ha sido el último Estado de la UE en empezar a vacunar a la población

Es una paradoja tener la Agencia ­Europea del Medicamento y no ser capaz de administrar el fármaco más esperado. Barcelona no estuvo a la altura hace tres años y Amsterdam ha mostrado sus debilidades en el año de la vacuna. Como dijo Tarradellas, en política se puede hacer todo menos el ridículo. Lo manifestó en catalán, pero urge que alguien traduzca la frase al holandés y la cuelgue en la sala del Consejo de Ministros que preside su primer ministro, Mark Rutte.

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