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Ibaka también

El éxito del baloncestista Marc Gasol al ganar el anillo de campeón de la NBA, la competición de clubs más importante del mundo, dejó en un plano informativo muy secundario a su compañero de equipo en los Toronto Raptors Serge Ibaka, del que las crónicas deportivas señalaron que es hispano-congoleño pero no mereció apartados específicos sobre su trayectoria y sus méritos.

Es verdad que la historia personal de Marc Gasol, de quien
es importante señalar que estuvo descartado por el FC Barce­lona, se recuperó en el Akasvayu de Girona y marcó una impresionante etapa en los Grizzlies de Memphis, al igual que el hecho noticiable de haber protagonizado junto a Pau Gasol la singularidad de que dos hermanos hayan alcanzado el título
de la NBA, contiene un atractivo singular y muy cercano. Pero también Ibaka, olvidado igualmente en las felicitaciones oficiales e institucionales, merecía un mayor protagonismo.

Serge Ibaka, nacido en 1989 en Brazzaville, República del Congo, destacó desde niño en el baloncesto gracias indudablemente a su herencia genética: sus padres fueron jugadores, y los dos internacionales. Su llegada a España se produjo en el 2006 de la mano del Club Bàsquet l’Hospitalet, que lo cuidó como lo que era: un diamante llamado a triunfar si se le ayudaba a encauzar su potencial dentro y fuera de las canchas de juego.

Problemas administrativos y burocráticos de todo tipo inter­firieron en su progresión y limitaron su participación al equipo júnior del CB l’Hospitalet, con el que ganó el campeonato de Catalunya, y, cedido al DKV Joventut, en el Circuito sub-20 organizado por la ACB y la Federación Española de Baloncesto. Ya mayor de edad, la Federación Internacional (FIBA) confirmó su acuerdo con el CB l’Hospitalet.

La NBA lo eligió en el draft del 2008. Y, merced a esos intercambios habituales en el campeonato estadounidense, llegó a un acuerdo con Oklahoma City Thunder para
jugar con el Ricoh Manresa en la Liga ACB española. Al año siguiente, Oklahoma se lo llevó definiti­vamente.

Gracias a sus condiciones naturales (2,08 m de altura y 2,32 de envergadura, que lo convierten en un notable reboteador y en un temible taponador), Ibaka ha llegado a ser un gran jugador de los que completan un buen equipo. Nacionalizado español por carta de naturaleza el 15 de julio del 2011, fue uno de los elegidos por el seleccionador Sergio Scariolo para formar el equipo que ganó el Eurobasket celebrado ese año en Lituania
y que obtuvo la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. También disputó el Mundial del 2014. Ha sido
50 veces internacional con la selección española y si no han
sido más es porque el equipo sólo puede integrar a un nacio­nalizado y España cuenta también con Nikola Mirotic.

La relación de Ibaka con España es tan estrecha que en la temporada 2011-2012, durante el periodo en que la NBA sufrió un cierre patronal, el jugador formó parte del Real Madrid durante cuarenta días en la Liga ACB. Tras reanudarse el campeonato en Estados Unidos, su equipo, Oklahoma City Thunders, alcanzó la final de la NBA, que perdió frente a Miami Heat.

Serge Ikaba fue traspasado a Toronto Raptors en el 2017. Marc Gasol llegó a este equipo el pasado febrero. Y el dúo de duros y competitivos pívots, junto con la inclusión de Scariolo en el staff técnico de los Raptors, ha resultado fundamental
para que el equipo canadiense haya alcanzado el campeonato
de la NBA. En lenguaje de los aficionados españoles es natural considerar a Serge Ibaka uno de los nuestros.