Una tormenta en un vaso de agua

Una tormenta en un vaso de agua

HENRY Kissinger escribió de Harold Macmillan en un libro titulado Diplomacia que le costó aceptar en plena guerra fría que el Reino Unido había dejado de ser una primera potencia mundial. Macmillan, que fue primer ministro británico, era un personaje elegante, irónico y escéptico, que en una ocasión soltó una frase que es todo un tratado: “Fue una tormenta en un vaso de agua, pero los políticos no saben que navegan en barcos de papel”. ERC presentó enmiendas a la totalidad a los presupuestos, que es una manera clara de comunicarle al Gobierno socialista que no los aprobarán a pesar de que eso resulte un pésimo negocio para los catalanes. Sin embargo, la sensación es que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no se desesperó por la negativa de los republicanos. Es posible que incluso no le pareciera el peor de los escenarios, pues su negativa echa por tierra toda la verborrea de la derecha de que el Gobierno estaba entregado a los independentistas y de que había pactos ocultos en su apoyo a Sánchez. El presidente español sabe que la sesión parlamentaria en la que se empezarán a debatir los presupuestos coincide con el día en que se iniciará el juicio en el Supremo contra los dirigentes catalanes por el 1-O. Y en estas circunstancias, ERC no tenía margen. El PSOE se presentará a las elecciones de mayo sin que nadie –ni la oposición ni sus barones– pueda atacarle por ir de la mano de los independentistas y el partido de Junqueras se adelanta a Puigdemont en su rechazo a los presupuestos. Le faltó tiempo al PDECat para anunciar su propia enmienda a la totalidad. Nadie podrá acusar a ERC de ninguna traición en esa hora. Por más que truenen las palabras, lo de ayer fue una tormenta en un vaso de agua. Otra cosa son los barcos de papel de los políticos que deberán afrontar unas elecciones generales en otoño. Más de uno se irá a pique. Con tanta estrategia puede naufragar cualquiera. O todos.

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