El próximo mes de abril The Rolling Stones empezarán una nueva gira por catorce ciudades de Norteamérica. Con edades entre 75 y 82 años la mayoría de sus miembros, es una proeza que supera cualquier excursión del Imserso, porque estos no se pasan horas sobre un escenario, tocando, cantando, bailando y agitándose de un lado a otro. Quizá para calentar la campaña promocional, la revista Rolling Stone ha entrevistado a Keith Richards, icono viviente de todos los excesos. Richards ha explicado detalles de su vida actual que algunos titulares resumen con un excelente “Desde hace un año Keith Richards ha dejado (casi) de beber”. Explica los detalles: “Era hora de dejarlo. Como todo lo demás”. (Lo demás a lo que se refiere es la heroína, la cocaína y el resto de sustancias con las que amenizaba su vida.) “Ya hace casi un año. Me desenganché. Estaba harto”. Sus bebidas preferidas eran el whiskey Jack Daniel’s y el vodka.
¿Por qué los medios de comunicación se complacen en remarcar que Richards “ha dejado (casi) de beber”? ¿Por qué este adverbio indica que, si bien se está cerca de algo, todavía no se ha conseguido del todo? Pues sí: porque, tras confesarnos su año de abstinencia, aclara que, eso sí, de vez en cuando todavía toma una copa de vino o un vaso de cerveza.
A ver: por norma general cuando alguien deja el alcohol –con las dificultades y el mono que comporta– lo deja del todo. Si reduce el consumo a un nivel discreto, de ninguna forma puede decir que lo haya dejado. Si eres un nicotinómano que cada día fuma cajetilla y media de cigarrillos, no puedes decir que has dejado el tabaco porque de treinta pitillos al día hayas pasado a fumar sólo tres. O estás embarazada o no lo estás. No estás nunca “un poco embarazada”.
Una vez más, Keith Richards es un maestro. Me recuerda a un colega de vida noctámbula, de hace treinta años. De día era director de una prestigiosa escuela de la zona alta de Barcelona pero de noche frecuentaba los mismos bares que frecuentaba un servidor con mis amigos de entonces. Lo conocíamos por el mote de Falaga. Estabas en el Universal y preguntabas:
–¿Ha venido hoy el Falaga? Tengo que decirle una cosa.
–No lo he visto. Quizás está en el Snooker.
Era un hombre culto y cordial, y un gran bebedor; y hablo en pasado porque hace tiempo que le he perdido la pista. Pues bien, a menudo, cuando el Falaga pedía otra copa –en una época tenía predilección por los gin-tonics– decía con orgullo una frase que no he olvidado, ni olvidaré nunca:
–Desde que no bebo, bebo mucho menos.
Qué gran pareja de barra habrían formado el Falaga de entonces y este Keith Richards de ahora que, según confiesa, hace cerca de un año que ha dejado (casi) el alcohol. ¡“Casi”! Si no lo tuviera prohibido, brindaría por ellos.