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La insistencia del elefante

Màrius Carol Consejero editorial

A Maria Aurèlia Capmany, de cuyo nacimiento este año se cumple el centenario, le había escuchado bromear con sus amigos nacionalistas, retocando un chiste de polacos: una compañía multinacional propone a una serie de naciones europeas un estudio sobre un tema único: el elefante. El francés titula su estudio El elefante y el amor. El inglés, más práctico, escribe: La caza del elefante y la rentabilidad de los elementos que la componen. El alemán, siempre riguroso, plantea: Introducción al estudio esencial de la elefantibilidad. Pero llega el catalán y entrega un trabajo que lleva por nombre El elefante y la cuestión catalana. Me ha venido a la mente esta historia, al comprobar que en la encuesta que ha publicado La Vanguardia, al preguntar a 1.208 ciudadanos españoles (404 catalanes) sobre las principales preocupaciones, el contencioso catalán aparece en tercera posición (13,5%), por detrás del paro (38,1%) y la corrupción (26,3). Es decir, a pesar de los esfuerzos del independentismo por condicionar la agenda del Gobierno, hay asuntos que son percibidos con mayor inquietud. De hecho, la sostenibilidad de las pensiones está muy cerca de arrebatarle el lugar del podio.

Que el Gobierno de Pedro Sánchez haya hecho una política para desinflamar la situación catalana no quiere decir que no siga siendo un asunto delicado, que puede volver a inflamarse. El juicio del Tribunal Supremo por el 1-O hará subir varios grados la temperatura política y, según cuáles sean las condenas, es indudable que será el momentum del que habla Quim Torra, aunque lo más probable es que sólo conduzca a unas elecciones cargadas de emocionalidad. Así que nadie piense que esta es una cuestión que se diluye. Hará falta inteligencia política para afrontarla desde el Estado. Sánchez asegura que tiene un plan para el día después: habrá que ver si tiene músculo y capacidad de seducción para llevarlo a cabo. La cuestión catalana es tozuda como el elefante.