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El coloso en llamas

De vértigo

El Taipei 101, el rascacielos más emblemático de Taiwán, da la vuelta al mundo cada 31 de diciembre

Explosión de fuegos artificiales en el Taipei 101 durante la celebración de Fin de Año

Kagenmi / Getty Images

Nueve (玖), ocho (捌), siete (柒)... Los números se proyectan en la mayor cuenta atrás del mundo. Seis (陸), cinco (伍), cuatro (肆)... Una fachada de 101 pisos, en el centro del distrito financiero de la capital de Taiwán . Tres (叁), dos (贰), uno (壹)... La multitud corea a pleno pulmón los últimos segundos de Nochevieja. Al llegar a cero, el coloso estalla en un magnífico espectáculo de pirotecnia. Más de 30.000 cohetes llegan a consumirse, en menos de cuatro minutos.

Las imágenes del rascacielos Taipei 101 envuelto en chispas de colores dan la vuelta al mundo cada 31 de diciembre, empiezan a circular cuando aún faltan siete horas para que en la península ibérica se coman las uvas (una menos en Canarias). Desde que el edificio acogiese su primer castillo de fuegos artificiales en 2005, su estampa ha logrado colarse entre las celebraciones más vistosas de año nuevo. Icono de la modernidad made in Taiwan, el Taipei 101 es uno de los mayores atractivos turísticos del país.

Su diseño está lleno de simbolismos. Tiene forma de pagoda de ocho pisos, cada uno de los cuales está formado a su vez por ocho plantas; el ocho se asocia, en la cultura china, a la prosperidad. Y como su nombre indica, tiene 101 plantas —más 5 bajo tierra—, que apelan al ideal de superación, puesto que sobrepasan el 100, el número de la perfección. La cifra evoca, asimismo, el sistema binario de ceros y unos representativo de la tecnología digital. Además, la estructura del rascacielos incorpora numerosos cuadrados y círculos que persiguen el equilibrio entre el yin i yang... Sin olvidar, claro, que el Taipei 101 da bienvenida al uno de enero: o sea, el 1/01.

El Taipei 101 fue entre 2004 y 2010 el rascacielos más alto del mundo

yaophotograph / Getty Images

Ascensores ultrarrápidos

Con sus 509 metros, fue el primer edificio en superar el medio kilómetro de altura y disfrutó de un breve reinado como el mayor rascacielos del mundo entre 2004 (cuando destronó a las torres Petronas de Kuala Lumpur) y 2010 (en que fue superado por la torre Jalifa de Dubái). La competición por las grandes construcciones es tan reñida que hoy, nueve años después, ya no está ni siquiera en el top 10...

Pese a todo, sigue proporcionando unas de las mejores vistas de Taipéi. Dispone de tres observatorios; el último de los cuales se inauguró este mes de junio, en la misma planta 101. Como es exterior, requiere unas medidas de seguridad extremas. Solo pueden salir 12 personas a la vez y deben ir enganchadas a una barandilla por un cinturón de seguridad.

Vistas de Taipéi desde la planta 89 difuminadas en la polución

S.P.

En la medida en que la polución lo permite, desde los observatorios se divisa la extensión de la metrópolis y algunos puntos de referencia como el río Keelung y los puentes McArthur. Más cerca, destaca el memorial a Sun Yat-sen (el padre fundador de la República Popular China, admirado por igual en Taiwán como en el continente). También llaman la atención algunas esculturas. En particular, un helado de cucurucho gigante que parece haber caído desde la azotea de un lujoso edificio próximo.

El cucurucho gigante, a los pies de un exclusivo edificio vecino

S.P.

Para subir a los observatorios hay dos ascensores ultrarrápidos. Salen disparados a 60 km/h (fueron los Usain Bolt de su género hasta 2016) desde la quinta planta —donde se compran las entradas— hasta la 89. Un viaje de 37 segundos con un relajante un hilo musical y bajo una constelación de puntos de luz en el techo, para tranquilizar a los más aprensivos.

Hermanos de Hello Kitty

La visita también incluye un vistazo al mayor péndulo del planeta: una enorme bola dorada de acero, visible entre las plantas 87 y 91. Se trata de un superamortiguador que permite al edificio soportar rachas de vientos superiores a los 200 km/h y terremotos de hasta magnitud 7. Está suspendido por gruesos cables que le permiten balancearse. En 2005 llegó a oscilar hasta un metro para absorber el embate de un tifón.

El péndulo dorado, custodiado por Rich Gold

S.P.

Tal es su fama que existen unas mascotas inspiradas en él. Son los Damper Baby (“damper” significa amortiguador en inglés), cuatro criaturas con una cabeza redonda desproporcionadamente grande. Sus ojos en forma de palito y su boca circular representan, cómo no, el número 101.

Se llaman Rich Gold (el dorado), Cool Black (el negro), Smart Silver (el plateado) y Lucky Red (el colorado). No solo reciben a los visitantes con un vídeo explicativo sobre el péndulo, sino que se han convertido en un lucrativo producto de merchandising. Hasta tienen su propio manga. La firma que los diseñó es la japonesa Sanrio, conocida en todo en globo por su personaje más célebre: Hello Kitty.

El gigante verde

El título que todavía retiene el Taipei 101 es el de edificio ecológico más alto del mundo, como acredita el certificado LEED-EBOM Plantinum. Dispone de sensores que apagan la luz y el aire acondicionado cuando una estancia está vacía, y abren el paso al aire exterior cuando los niveles de CO2 internos rebasan un cierto umbral.

También produce hielo con las bajas temperaturas nocturnas para refrigerarse durante el día. Además, reduce el calor externo a la mitad gracias al diseño de paredes y ventanas. Y dispone de eficientes sistemas de reutilización de las aguas y reducción de residuos. Todo lo cual lo convierte en un ejemplo para los rascacielos del futuro.

En el vestíbulo del Taipei 101 se exponen obras de arte

S.P.

Información práctica

Se puede visitar de 9 de la mañana a 10 de la noche por entre 18€ y 89€ a fecha de publicación. Sin embargo, de la planta 1 a la 5 estan abiertas al público. Acogen un moderno centro comercial con tiendas de moda, cosmética, artesanía, tecnología y comida.

Además de sus tres observatorios, el edificio dispone de varios restaurantes con vistas. El medio de transporte más práctico para llegar es el metro, pues tiene parada propia.

El Taipei 101 tiene forma de pagoda de ocho pisos

stockinasia / Getty Images