La bahía de Halong, icono turístico de Vietnam, declara la guerra al plástico
Medio ambiente
Las autoridades locales impedirán el uso de botellas y bolsas a partir del 1 de agosto
Las autoridades de la bahía de Halong , patrimonio mundial de la Unesco e icono turístico más reconocible de Vietnam , comenzará en agosto un programa piloto para prohibir el uso de botellas y bolsas de plástico a 15 operadores turísticos.
La orden circular emitida por la administración también emplaza a todos los operadores de cruceros, kayak y lanchas motoras que recorren a diario la bahía a clasificar los desperdicios para facilitar su reciclaje y a limitar el uso de plástico de un solo uso en general.
Pham Dinh Huynh, subdirector de la administración del parque, declaró que a diario se usan 5.000 botellas de plástico y otras 5.000 toallitas húmedas (envueltas en plástico) en este paraje turístico, lo que contribuye a las más de 6 toneladas de basura que se recogen cada día de las aguas.
En lugar de la habitual botella de agua, las 15 empresas seleccionadas para el programa entregarán a cada turista un vaso hecho con materiales reciclables que podrán rellenar en el barco y toallitas húmedas reutilizables y no envueltas en plástico.
Desde que este destino se popularizara tras aparecer en ‘Indochina’, el número de turistas ha aumentado de forma constante, hasta llegar a los 5,2 millones
El objetivo es ir ampliando el programa a los demás operadores, pero Huynh señaló que “debe hacerse paso a paso” debido a la imposibilidad de controlar a las numerosas empresas presentes en este paraje de cerca de 2.000 islotes de roca caliza que emergen del mar de forma abrupta en el norte del país.
Desde que este destino se popularizara tras aparecer en 1992 en la película francesa Indochina, protagonizada por Catherine Deneuve, el número de turistas ha aumentado de forma constante, hasta llegar a los 5,2 millones de visitantes extranjeros el pasado año.
Este turismo de masas es uno de los grandes factores de su acelerado deterioro medioambiental, en el que también influyen los desechos de las explotaciones mineras a cielo abierto situadas a unos 50 kilómetros.