Guadalupe y el enigma de las vírgenes negras

Lugares de España

El monasterio extremeño tuvo un gran protagonismo en la colonización de América

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Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, Guadalupe, Cáceres

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La fe obra prodigios. Lo constato mientras visito el cacereño Real Monasterio de Santa María de Guadalupe . No es un monasterio cualquiera: fue el más fastuoso de España durante la baja edad media y el Renacimiento. Sus riquezas fueron ingentes, tanto en tierras como en inmuebles. También poseyó una cabaña formada por más de 30.000 ovejas y 5.000 vacas, con la que se alimentó a los 150 monjes jerónimos que formaron la comunidad monástica en la segunda mitad del siglo XV, y a los más de 600 trabajadores estables a su servicio, la mayoría ocupados en labores de albañilería. Ellos construyeron el formidable complejo religioso. Por aquí ha pasado gente muy importante: los Reyes Católicos, Cristóbal Colón, Hernán Cortés, Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Félix Lope de Vega, santa Teresa de Jesús... Los alentó la devoción que inspiraba una pequeña talla, hecha en madera de cedro policromada. Una virgen, curiosamente, negra.

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Virgen de Guadalupe

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La iglesia Mayor del complejo se ha edificado tres veces. La actual se acabó en torno a 1403 y tiene planta de cruz latina con tres naves, crucero y cabecera. Es muy bonita, aunque los añadidos posteriores distorsionen un poco la serenidad del gótico original. Recorro las sucesivas capillas, repletas de piezas con valor artístico. La vista, no obstante, se me va hacia la imagen de la madre de Dios, resplandeciente en el altar mayor.

¿Qué pensaría Gil Cordero de Santa María si la viese hoy? Aquel pastor persiguió una vaca extraviada durante días, hasta que la halló muerta en las faldas de la sierra de Altamira. Cuando intentaba salvar la piel del animal, la Virgen se le apareció, exhortándolo a excavar en aquel lugar hasta que encontrase una imagen suya. Así sucedió, discurría el siglo XIII. Sobre ese paraje se construyó una sencilla ermita y, poco después, una modesta iglesia. El rey Alfonso XI de Castilla la visitó en 1330. El soberano, devoto de la Virgen de Guadalupe, ordenó su ampliación y también la incorporación de hospitales para atender a los peregrinos que allí acudían.

Alfonso XI guerreó ferozmente contra los benimerines, invasores bereberes que pretendían apoderarse de la península Ibérica. El monarca castellano los derrotó decisivamente en la batalla del río Salado (1340), en Cádiz. El soberano atribuyó un papel decisivo en la victoria a la Virgen de Guadalupe, visitándola de nuevo para expresarle su agradecimiento. El rey donó al templo varios trofeos obtenidos en el combate e impulsó la creación de un priorato secular. En 1389 se cedió el santuario a la orden de San Jerónimo. Sus miembros dirigirían Guadalupe los 463 años siguientes.

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Claustro múdejar en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, Guadalupe, Cáceres

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De su mano, el conjunto monástico creció y creció, hasta alcanzar su extensión actual. Las obras y mejoras hechas por los jerónimos fueron muchas y muy importantes. Lo compruebo en el claustro mudéjar, construido entre 1389 y 1405. Se considera uno de los mejores en su estilo. Recorro las dos plantas, descubriendo algunos de sus tesoros. En el Museo de Libros Miniados, por ejemplo, admiro la colección de 107 códices medievales, todos creados en la escribanía del monasterio. De esos códices, 97 son cantorales de gran tamaño. El mismo claustro mudéjar me permite el acceso al Museo de Pinturas y Esculturas, donde se exhiben lienzos originales de El Greco, Juan de Flandes, Goya o Zurbarán. De este último, por cierto, existen ocho cuadros más en la Sacristía, conocida como ‘La Capilla Sixtina española’, y otro en la capilla de San Jerónimo.

El culto a vírgenes negras fue común en la Europa medieval. Su razón de ser aún genera controversia, hay explicaciones dispares. La más ortodoxa y racional aduce que muchas imágenes de la época se tallaban en madera, una materia prima vulnerable a la humedad, los hongos, la carcoma o las termitas. Para proteger su obra, los escultores recubrían la madera con betún u otras sustancias de color oscuro. Sobre esa capa aislante se policromaba, aportándole el colorido deseado a la piel y a los ropajes de la imagen. Con el tiempo, la policromía se deslavaza y desaparece, y entonces el barniz oscuro aflora de nuevo. Ha habido casos de vírgenes ‘negras’ que, cuando las han restaurado, se han desvelado ‘blancas’.

Ha habido casos de vírgenes ‘negras’ que, cuando las han restaurado, se han desvelado ‘blancas’.

Otros autores, en cambio, vinculan la negrura de las tallas a antiguas diosas de la tierra o de la fertilidad en cultos precristianos. Muchos relatos de distintas sociedades hacen hincapié en el encuentro entre un principio masculino y otro femenino, y en su síntesis. La Tierra carece de luz propia, es un ‘cuerpo negro’ en el espacio, en contraste con el Sol. Estéril en su origen, ‘virgen’, la Tierra es germinada por los rayos del Sol, y de ese encuentro surge todo lo que existe, la naturaleza y la humanidad. Ese mito de fecundidad justifica que, históricamente, se haya atribuido a las vírgenes negras influencia en la concepción de hijos, y que se haya acudido a ellas para implorarle.

Me desplazo hacia el segundo gran claustro de Guadalupe. Es gótico, y se conoce popularmente como ‘de la enfermería’ o ‘de la botica’. En la actualidad forma parte de las instalaciones de la Hospedería, y tiene planta rectangular. Da acceso a otra de las estancias estelares del complejo: el Camarín de la Virgen, a menudo mencionado como ‘La antesala del cielo’. No es para menos: refulge, abruma y conmueve, todo a la vez. Construido durante el siglo XVII, en pleno período barroco, tiene planta octogonal y atesora pinturas murales, esculturas y lienzos de un gran valor. Merecen una atención preferente los lienzos de Luca Giordano sobre episodios de la vida de la Virgen, y las ocho esculturas de mujeres bíblicas, atribuidas a Marcelino Roldán.

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Nave central y altar mayor de la basílica del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe

De Aeronavegante vía Wikimedia Commons

El antiguo refectorio del monasterio acoge el Museo de Bordados, recientemente reformado. Exhibe una selección de prendas litúrgicas, elaboradas en el taller del monasterio a partir de 1415: capas, tocas, mantos y otras piezas hechas con ricas telas, y con tejidos o incrustados metales preciosos.

El carácter contemplativo de la orden de San Jerónimo dio un papel fundamental a la música, sobre todo al canto gregoriano. El archivo musical del monasterio conserva cuatro libros de polifonía escritos en el siglo XVII. Incluyen obras barrocas creadas para su interpretación a ocho voces. Otra manifestación musical es la tradición organística de Guadalupe, muy importante desde el siglo XV. Sobresale el órgano de la capilla de San Nicolás de Bari, construido en 1702 por Pedro Liborna y Echevarría. Aún más valioso es el ejemplar de la basílica: lo creó la casa alemana Walcker en 1824 con las cajas barrocas construidas por Manuel Lara de Churriguera en el siglo XVIII.

La biblioteca monástica reúne más de 102.000 títulos, pese al expolio que sufrió a raíz de la desamortización de Mendizábal, a partir de 1835. Algunos de sus códices datan la talla de la Virgen de Guadalupe en el siglo I, señalando incluso a su creador: el mismísimo san Lucas. La ciencia contradice esa autoría del evangelista, certificando que el icono se creó en el siglo XII dentro de la tradición románica.

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Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, Guadalupe, Cáceres

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Acabo mi estancia en Guadalupe en la plaza de Santa María, en el exterior del monasterio, frente a su fachada. Una fuente de piedra mana en el centro. La pieza superior es una antigua pila bautismal reciclada. En ella recibieron ese sacramento Cristóbal y Pedro, dos nativos antillanos que acompañaron a Colón en el regreso de su primer viaje a América. El almirante estuvo cuatro veces en el monasterio, siempre convocado por los Reyes Católicos, quienes le transmitieron aquí las órdenes que regularon su aventura transatlántica.

La pista de aquellos pobres amerindios desorientados se ha perdido, no se sabe nada de ellos. En cambio, la relación de la Virgen de Guadalupe con el Nuevo Mundo no hizo más que estrecharse a través de los muchos aventureros extremeños que colonizaron aquellas tierras. Hoy es muy venerada en México, siendo reconocida por la Iglesia católica como ‘patrona de América’.

La Virgen de Guadalupe es venerada en México, siendo reconocida por la Iglesia católica como ‘patrona de América’.

El monasterio de Guadalupe alberga actualmente a una comunidad de monjes franciscanos, orden que lo habita desde 1908.

Guadalupe está a 137 km de la capital provincial, Cáceres. Desde esa ciudad, la autovía A58 lleva a Trujillo. Se continúa por la carretera EX-208 hasta Zorita, donde se sustituye por la EX-102 con dirección a Cañamero. Pasado este pueblo, la carretera EX-118 se desvía a mano izquierda hasta Guadalupe.

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Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, Guadalupe, Cáceres

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