Los motivos por los que cada uno elige un destino a la hora de viajar son infinitos: intereses culturales, precio, clima, paisajes, actividades nocturnas, aventura... Sin embargo, muchos viajeros, más allá de cualquier requisito de estas características antepone una condición por encima de todas las demás: exigen que sea un destino seguro.
La seguridad no tiene porqué estar reñida con la diversión o la aventura; se trata simplemente de conocer cómo es el lugar que visitaremos e informarnos de antemano de sus riesgos. Una buena manera de descubrir el grado de seguridad del lugar elegido es echando una ojeada al Índice Global de Paz, un indicador fiable que mide el nivel de paz de una región o país y la ausencia de violencia, elaborado por diversos organismos especializados en la materia.
Según el último ranking publicado -correspondiente a 2018-, el país más seguro del mundo es Islandia, uno de los destinos que ha experimentado un mayor crecimiento en los últimos tiempos. Y es que, definitivamente, esta isla situada entre el mar de Groenlandia y el océano Atlántico Norte, al sur del Círculo Polar Ártico, está de moda. Más allá de una ruta turística te presentamos tres propuestas originales para descubrir y, por supuesto, disfrutar de este rincón sin miedo.
Sorpresas entre glaciares y volcanes
¿Sabías que Islandia es geológicamente el país más joven de la Tierra? Su “reciente” actividad geológica ha dejado paso a una naturaleza indomable: volcanes, cascadas, géiseres, acantilados, montañas y valles salpicados de glaciares son solo algunos de sus grandes tesoros, por lo que la forma más recomendable de conocerlos es alquilando un automóvil o una autocaravana.
La Isla de hielo y fuego -nombre con el que se ha bautizado el país- ofrece múltiples rutas, si bien una de las más míticas es la Ring Road , una carretera que bordea la isla , que a lo largo de sus 1.332 kilómetros permite visitar -en algunas ocasiones con un ligero desvío- los principales puntos de interés. Entre estas maravillas encontramos las cascadas de Skogafoss y Gullfoss; el parque nacional Skaftafell, el lago Jokulsarlon, el géiser Strokkur en la zona termal de Geysir, o los glaciares Vatnajkullel y Snæfellsjökull (este último, entrada a la fantástica novela de Julio Verne Viaje al centro de la Tierra).
Estás en el mejor lugar del mundo para practicar trekking, así que aprovecha la ocasión. Uno de los puntos de partida de algunos de los recorridos más bonitos del mundo es Landmannalaugar. Desde aquí podrás realizar la ruta de Laugavegurinn, de 55 kilómetros, que te encantará, seguro. No te pierdas tampoco el Thingvellir, un parque nacional con gran significación histórica para los islandeses. En este lugar, las placas continentales americana y euroasiática se fracturan, lo que te permitirá caminar por dos continentes, algo de lo que, al regreso, podrás alardear ante tus conocidos.
Dormir bajo las auroras boreales
Islandia puede presumir de uno de los fenómenos naturales más impresionantes que existen: la aurora boreal, algo que fascina y atrae al país a viajeros de todo el mundo. Este espectáculo, que tiene lugar sobre todo desde finales de otoño hasta principios de primavera, permite contemplar serpenteantes halos de colores, formas y diseños que iluminan el cielo nocturno bajo un arco iris de luz que se prolonga durante algunos segundos o, con suerte, incluso minutos.
Aunque las luces del norte tienen una explicación científica, han estado rodeadas históricamente de un halo de misterio que ha forjado multitud de leyendas ancestrales. Vivir la experiencia en primera persona y soñar con la presencia de antorchas empuñadas por almas de camino al cielo o con destellos de vírgenes guerreras resulta mucho más tentador.
Existen muchos lugares desde los que contemplarlas, pero qué mejor que hacerlo desde tu propia habitación de hotel. Uno de ellos es el ION Adventure Hotel, un establecimiento rodeado de paisaje volcánico, a unos 45 minutos de Reikiavik. Desde sus enormes ventanales la visión es total y el recuerdo, imborrable.
Reikiavik para chuparse los dedos
Si eres de los que disfrutan con la buena mesa cuando viajas por el mundo, Reikiavik te sorprenderá. La ciudad no acostumbra a aparecer en las guías gastronómicas internacionales, sin embargo, cuenta con un as en la manga: su materia prima es de primerísima calidad. Pescados y mariscos son los grandes protagonistas de su cocina. Prepárate para comer salazones y ahumados, bacalao fresco, salmón o truchas acompañados de verduras y ensaladas siempre aliñadas con salsas.
Carnes como el cordero -la estrella -, cocinado incluso con sopa ( Kjotsupa ), pero también la de caballo, vaca o reno en múltiples elaboraciones y presentaciones son de consumo habitual. No pierdas la ocasión de probar la pylsa , una especie de perrito caliente que suele ser de cordero o de cerdo, muy económico que incluso se come por la calle.
Encontrarás numerosos restaurantes que por la noche se transforman en bares, aunque no son precisamente baratos, sobre todo en Grandi, un antiguo barrio portuario, hoy reconvertido en una zona de lo más cool . Si optas por esta zona podrás almorzar o cenar mientras disfrutas de espectaculares vistas de la bahía de Faxaflói y la montaña de Esja.