Una escapada a ‘la gran desconocida’ del Baix Empordà
Fin de semana
Visitamos Torroella de Montgrí y sus alrededores, descubrimos sus rincones y saboreamos su excelente gastronomía
Decididos a hacer una escapada de fin de semana diferente por la costa catalana, nos dirigimos a conocer la comarca del Baix Empordà, situada al nordeste de Catalunya y bordeada por las aguas del mar Mediterráneo y los imponentes macizos de les Gavarres y del Montgrí.
Tras una hora y media de carretera desde Barcelona, la primera parada del viaje es el municipio gironés de Fontanilles, rodeado de interminables campos de girasoles, plantaciones de arroz y campos de manzanos. Allí nos detendremos para conocer la sidrería y restaurante Mooma, con tres generaciones dedicándose al cultivo de manzanas en el Empordà, que tras cuatro años de investigación decidieron comercializar Mooma (Montgrí + Poma): la primera sidra catalana.
Se trata de una bebida fresca, completamente natural, baja en alcohol y muy saludable. Aquí también elaboran zumos de una variedad de manzana para grandes y pequeños sin alcohol, de cuatro tipos diferentes conocidos como: Gala, Pink Rosée, Fuji y Granny Smith, cada uno con una personalidad propia para satisfacer todos los paladares.
Tras conocer la sidrería, retomamos la carretera hasta llegar a la playa de Pals, para disfrutar de una comida típicamente mediterránea a base de ensaladas, marisco, pescado fresco y tapas frente al mar en el Xiringuito Ala Brava. Aquí ofrecen desayunos, comidas y cenas, y a última hora del día refrescantes cócteles para disfrutar de las maravillosas puestas del sol al son de la música y de la brisa del mar.
Tras la comida y quizás un último y refrescante baño en la playa, cogemos el coche de nuevo para, a tan solo a unos minutos del núcleo costero de l’Estartit llegar a Torroella de Montgrí, apodada por muchos de sus habitantes como “la gran desconocida” del Baix Empordà. Aquí conviven en absoluta armonía turismo y agricultura, y es posible disfrutar del precioso núcleo medieval con calles estrechas y edificios de piedra que hacen retroceder en el tiempo.
Tómate un tiempo para pasear por el centro histórico hasta la plaza de la Vila, centro neurálgico de la población y donde se celebran todas las actividades como los bailes de sardanas, el mercado, conciertos al aire libre o cualquier celebración en las fiestas locales. El pueblo todavía conserva parte de su recinto amurallado, donde destacan el portal de Santa Caterina y la enigmática torre de les Bruixes (de las Brujas), de la que se dice era su lugar de reunión habitual.
Tras el paseo haremos un alto en el camino para pasar la noche en el maravilloso hotel con encanto Vila Bella, totalmente reformado y decorado con exquisito gusto a modo de Relais Chateaux por Pere Tenas, un exfarmacéutico enamorado de Torroella de Montgrí que hace un año decidió abrir este hotel con su hija Júlia, quien dirige con gracia el establecimiento.
El hotel está situado en el número 20 la calle de la Iglesia, tiene cuatro amplias y luminosas habitaciones y un restaurante donde ofrecen deliciosas especialidades de temporada con producto de proximidad; siempre de la mano de jóvenes chefs de la prestigiosa escuela de hostelería Hofmann. La carta se mantiene fija durante todo el verano; y cada semana en función de los productos, se añaden nuevos platos -como por ejemplo “la ensalada de tomate, burrata fresca y helado de tomate”-. Muy recomendable probar también los postres, ya que son su especialidad! Sin duda este es un lugar magnífico para comer, cenar y pasar la noche, un fin de semana entero, o disfrutar de unos cuantos días para relajarse y alejarse del bullicio de la ciudad.
Después de cenar, y si aún nos quedan fuerzas, un buen plan es acercarse hasta Mas Sorrer para hacer la última copa antes de volver al hotel. Este bar y restaurante (también situado en Torroella de Montgrí), ofrece cocina catalana, pero sobre todo es conocido para tomar un delicioso cóctel por la noche al ritmo de jazz en vivo en su amplia y animada terraza decorada con lucecitas.
Por la mañana y tras un delicioso desayuno a base de producto local en el mismo hotel Vila Bella, ponemos rumbo hasta el paseo marítimo de l’Estartit, esta vez para encontrarnos con ‘La Núria’. Se trata de una pequeña y archiconocida embarcación con el suelo de cristal construida en el año 1942 que inicialmente servía para ir a pescar, que hoy en día ofrece excursiones marítimas por las Islas Medes, las calas y cuevas de la costa.
Tras la salida de dos horas en barco, cogeremos una vez más el coche hasta llegar a Llafranc. En este pequeño pueblo costero podrás también disfrutar de un buen baño en su pequeña playa antes de subir al faro, para vivir la experiencia de saborear una extraordinaria comida o cena en el espectacular restaurante japonés con vistas Far Nomo. Este exquisito local, que abrió sus puertas en 2015, ofrece gastronomía asiática a base de producto local y de cercanía y goza de un emplazamiento privilegiado en uno de los faros más relevantes de la Costa Brava.
En Far Nomo podrás disfrutar de una comida o cena al aire libre, saboreando platos como el tartar de gambas de Palamós con crujiente de gambas; arroz frito con espardeñas de la Costa Brava, ceps y trompetas de la muerte; pata de pulpo a la brasa con mochis de patata y mayonesa picante; mochi de “recuit de drap” (requesón) de Fonteta… Y otros platos de temporada de verano como las ostras francesas acompañadas -si se desea-, de tres salsas japonesas diferentes entre otras muchas exquisiteces; y siempre con suave música de fondo e impresionantes vistas al mediterráneo. ¡Sin duda un gusto para la vista y para el paladar antes de coger el coche y volver a la vida real!