Cómo pasar un buen día en Sitges
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Este pueblecito de la Costa Daurada, situado a 35 kilómetros de Barcelona, es una excelente opción para una escapada veraniega
¿Motivos para escapar a Sitges? Entre otras razones, porque está muy cerca de Barcelona (a 35 kilómetros al sur) y porque es de fácil acceso en coche (por la autopista C-32 se llega en media hora si no hay excesivo tráfico), en tren o en autobús.
Por cierto, hay una alternativa para aquellos a quienes les gusta conducir: tomar una de las carreteras más bonitas de Catalunya (sin exagerar), la que recorre la costa del Garraf entre Castelldefels y Sitges. Son 86 curvas, pero el paisaje que te envuelve es brutal.
Sea como sea, imaginemos que has cogido el coche en Barcelona y llegas pronto por la mañana a Sitges (es aconsejable). Lo ideal es aparcar y olvidarte de él hasta que decidas regresar. Caminar es muy bueno para la salud y para la vista. Encontrarás aparcamiento público y privado -de pago y gratuito-. Nuestra sugerencia es ir por el paseo Marítimo (todo es zona azul) hasta Terramar y girar en alguna de las calles interiores, donde suele haber aparcamiento gratuito.
El microclima sitgetano
Se suele decir que Sitges tiene un microclima propio. O lo que es lo mismo, en muchas ocasiones, cuando en Barcelona está nublado, llueve o hace un día de perros, en Sitges, ni caso; puede estar completamente despejado, sin nubes y lucir un sol de justicia. No te puedes fiar.
Todo parece indicar que se debe a su privilegiada ubicación en el extremo meridional del macizo del Garraf, una cordillera de roca calcárea que constituye una barrera natural que no permite que los vientos fríos del norte penetren. Esto es precisamente lo que hace posible que la localidad goce de veranos e inviernos suaves, una temperatura media de 18,7ºC y más de 300 días de sol al año.
Un paseo agradable
Ya en Sitges, vale la pena poner rumbo directamente hacia el paseo Marítimo, todo un símbolo. Fue construido en 1840 y años después, en 1896, incorporó las características palmeras originarias de Elche. De punta a punta tiene unos tres kilómetros, desde el antiguo hotel Terramar (ahora en plena reforma) hasta la iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla, que data del siglo XVII. Junto al paseo se encuentra el monumento a la Sirena.
Gran parte de los edificios que ocupan la primera línea de mar son pequeñas mansiones al estilo de villas coloniales. Y es que muchos ciudadanos de finales del siglo XIX -los denominados americanos o indianos- hicieron fortuna en América y, al volver, construyeron casoplones al estilo colonial.
La mejor playa del mundo
A lo largo de casi todo el recorrido se extiende el mar abierto y unas playas de lo más coqueto, pequeñas, tranquilas y, normalmente, sin gran oleaje. La mayoría están resguardadas del viento. Son unas 17, que incluyen zonas familiares -ideales para los niños, puesto que se puede caminar mucha distancia sin que el agua te llegue a las rodillas-, rincones gays y, por supuesto, zonas nudistas. Desde las de Terramar, más asalvajadas -muchas con piedra- hasta las de Benaprès y la Ribera, más convencionales de arena. Todas estas playas que están a lo largo del paseo Marítimo destacan por la calidad de sus aguas y de su arena.
En uno de los extremos del paseo, alcanzarás la playa de Sant Sebastià. La encontrarás detrás de la iglesia, la denominada “punta de Sitges”. Probablemente es una de las más bonitas de la localidad (incluso ha sido denominada como una de las mejores playas urbanas del mundo por el New York Times). Parece un mundo aparte, un Sitges dentro de Sitges. Allí sigue el paseo, pero es más recogido, más entrañable.
Un aperitivo
A media mañana, después de un chapuzón, es un buen momento para tomarse un aperitivo en el primer chiringuito de Espanya. “First chiringuito in Spain”, como anuncian en la entrada. Sea como sea, abrieron en 1913 y le pusieron el nombre de “Chiringuito” en homenaje a la forma en que los trabajadores cubanos de la caña de azúcar elaboraban el café: con una media o calcetín haciendo de filtro que se exprimía hasta que salía un chorro o chiringuito de café. Tiene una terraza agradable. ¿Qué pedir? Aperitivos al uso como patatas chips, olivas, anchoas y otras conservas.
Si no te va la historia y eres más de playa en estado puro, prueba el bar Sausalito, que está en la mismísima playa de la Barra. Tiene 25 años de existencia y es un estilo muy a la ibicenca. Es un chill out donde hay que relajarse sí o sí, pegarse un baño, pedirse unos berberechos y una copita de vino blanco y vivir el presente. Esa es la filosofía de este chiringuito.
Cau Ferrat
Cuando llegues a la iglesia, detente en el rompeolas y observa el horizonte. Experimentarás una magnífica sensación de calma. A partir de aquí, ya puedes poner rumbo a Cau Ferrat.
Fue la casa-taller del pintor y escritor Santiago Rusiñol (1861-1931) convertida en 1933 en museo público. Por el legado del artista en Sitges, es considerada el templo del modernismo. Contiene las colecciones de arte de Rusiñol (forja, cerámica y vidrio), arte antiguo -El Greco- y un importante fondo de pintura y escultura de arte moderno, con obras del mismo Rusiñol, Ramón Casas, Enric Clarasó, Mas i Fontdevila, Zuloaga y Picasso, entre otros.
También vale la pena visitar el Palau Maricel. Construido entre 1913 y 1918. Es una de las joyas novecentistas de Sitges: hay que ver el Saló d’Or, el Saló Blau, las terrazas y el claustro, desde donde se aprecian unas vistas privilegiadas del Mediterráneo. Justo en ese punto, está el “Racó de la Calma”, un rincón entrañable y emblemático; un lugar donde suelen organizarse conciertos y otras actividades. Resulta muy apetecible sentarse un rato, tomar aire y luego proseguir con más energías e inspiración.
Comida para todos los públicos
La cocina de Sitges es evidentemente mediterránea, pero uno de sus platos con más tradición y reconocimiento es el xató, una ensalada fresquita con escarola, anchoas, bacalao y olivas, bañada con una salsa de almendras y avellanas. O el “arroz a la Sitgetana”, un cóctel que incluye desde costillas de cerdo, hasta sepias, salchichas, almejas y gambas de la costa.
Pero hay mucho más. Por eso, cuando el estómago comience a rugir, Sitges presenta infinidad de posibilidades. Su oferta gastronómica es inmensa, con numerosos restaurantes de distintas especialidades (mediterránea evidentemente, paellas, italianos, chinos, argentinos o de hamburguesas), tabernas para tapas y chiringuitos de playa.
Depende de lo que necesites –va a gustos- te proponemos cuatro opciones (los hemos seleccionado por su reputación en diferentes canales de reserva, localización y los hemos probado personalmente). Son el restaurante El Pou, para los paladares finos, con excelente reputación y buena materia prima, en el que sirven tapas. Pizzería Cap de la Vila, un clásico en la localidad adecuado para familias, céntrico y con 60 años sirviendo pizzas. La Cantonada es ideal para algo rápido o como take away a la playa: hamburguesas, frankfurts y patatas fritas. Finalmente, Can Laury, agradable, con buen servicio y vistas a la iglesia, es perfecto para paellas o arroces con una magnífica relación calidad precio.
Un pueblo con historia
El casco antiguo de Sitges es una maravilla. Era un antiguo pueblo de pescadores (en algunas partes, aun se respira esa atmósfera), pero su privilegiada situación, como hemos comentado, ha provocado que se convierta en una escapada obligada si estás en Barcelona. Te aconsejamos que callejees por la tarde. Las tiendas gozan de una gran libertad de horarios. De hecho, a mediados de julio, celebran la Shopping Night. Las tiendas abren hasta la 1 de la madrugada con promociones especiales.
Puedes perderte tranquilamente por sus callejuelas (es pequeño) y fijarte en las ruinas de la muralla medieval, las mansiones de los indianos, la casa Miquel Utrillo, la casa O Paget, el barrio de pescadores, el Ayuntamiento, el histórico Mercat Vell…
Una curiosidad: Facundo Bacardí Massó, fundador de la popular marca de ron, nació en Sitges en 1814. Es por este motivo que la localidad tiene Casa Bacardí, un centro de visitas permanente instalado en el histórico Mercat Vell (mercado antiguo), un edificio modernista del casco antiguo. Ofrece a los visitantes la experiencia de sumergirse en la historia de la villa y su relación con los americanos y la familia Bacardí a través de tours guiados.
Puesta de sol y cena al anochecer
En Sitges merece la pena pararse en cualquier parte del paseo y ver cómo se esconde el sol tras el mar (incluso, si tienes tiempo, puedes alquilar un velero). Las fotos de sus puestas de sol figuran en los rankings de las que tienen más likes en Instagram.
Tras el ocaso, toca cenar. Para ello, siguiendo los mismos criterios que en la comida, hemos seleccionado tres restaurantes. El Alfresco, un establecimiento diferente, original, atrevido y con mucho encanto, en cuya terraza interior se está a muy gusto. Sus postres y carta de vinos son muy recomendables. El Nem, una opción muy asequible en el centro del pueblo, sirve deliciosas tapas y platillos de todo tipo. El último, La Tapadera, al final de la calle del Pecat, tiene un magnífica ubicación para después ir a tomar algo. Comerás tapas con un toque asiático. Tienen muy buena fama las gyozas.
La calle del Pecat
En Sitges hay mucha fiesta. Una fabulosa manera de tomar el pulso a la noche es darse una vuelta por la calle Primer de Maig, más conocida como la calle del Pecat (pecado). Es un tramo de apenas 200 metros que está a rebosar de bares, pubs y discotecas, donde podremos escoger el estilo musical que más nos guste. El Pachito, Prisma y Blues son nuestros favoritos.
Si dispones de coche, una buena alternativa nocturna sobre todo cuando empieza el verano es el puerto de Aiguadolç. Está a poca distancia del centro, pero conviene ir motorizado. Allí puedes cenar (hay de todo) y también tomar una copa. El público es mayoritariamente local. Desde allí, ya tienes vía directa para regresar de nuevo a Barcelona.
Fechas interesantes para una escapada
Para hacer que tu escapada sea realmente redonda, toma nota de algunas fechas especialmente interesantes:
- Febrero o marzo (depende del año): Carnaval, considerado uno de los mejores del mundo.
- Mediados de abril: ruta gastronómica “Tapa a Tapa”
- 18 de mayo: día Internacional de los Museos
- Junio: Corpus Christi, con alfombras de flores
- Finales de junio: Gay Pride Sitges
- Del 18 al 26 de agosto: Fiesta Mayor, con fuegos artificiales el día 22.
- Segunda semana de octubre: Sitges Film Festival.
Este artículo es fruto de la colaboración entre La Vanguardia.com y Travelzoo, portal especializado en ofertas de viajes. Puedes acceder a Travelzoo aquí.