Jordania antes del calor del verano
Destinos low cost
El Reino Hachemita nos deleita con infinidad de propuestas con un denominador común: despiertan lo más profundo de nuestros sentidos
Tierra de contrastes con cuatro mil años de historia y testimonio de distintas civilizaciones; pretendida por árabes, franceses y británicos; escenario de algunas de las producciones más célebres de la historia del cine y, sobre todo, hermosa -muy hermosa-, Jordania despliega sus encantos como pocos. Y es que este país atrapa a cualquier viajero.
De Petra al desierto de Wadi Rum, de Ammán al mar Muerto, pasando por Jerash o Aqaba, este pequeño país de Oriente Próximo de poco más de 90.000 km2, sorprende por su naturaleza, sus paisajes y su patrimonio cultural. Las propuestas con las que nos deleita son infinitas, ideales para disfrutarlas a las puertas del verano, cuando el calor empieza a sacar la cabeza pero las temperaturas no han llegado a su cénit.
Descubrir Ammán
Es probable que Ammán sea una perfecta desconocida para ti, pero lo cierto es que la capital, la puerta de entrada al país, sorprende por su justa mezcla entre tradición y modernidad. Los restos neolíticos y de los periodos helenístico, romano tardío e islámico, contrastan con el dinamismo y la estética propia de una ciudad occidental. Se impone acercarse a su ciudadela y contemplar toda la capital, con edificaciones históricas como el templo de Hércules, la iglesia bizantina o el palacio omeya. Déjate llevar, descubrirás rincones insospechados.
Maravillarse en Petra
Situado a tres horas de la capital encontramos el destino turístico del país por excelencia: Petra, un auténtico prodigio de la arquitectura, escondido en un entorno natural de gran belleza que todavía conserva, dos mil años después, la esencia del pueblo nabateo. La antigua ciudad excavada entre la roca fue en su tiempo un importante punto en las rutas comerciales que enlazaban China y Roma y hoy es patrimonio de la humanidad y una de las Siete Nueva Maravillas del Mundo.
En Petra, prepárate para soñar despierto y retroceder en el tiempo. A pesar del sol y el calor, poder contemplar la arquitectura y la forma de vida de la época a través de diversas rutas marcadas o subir la interminable serie de escalones que conducen hasta el monasterio no tienen precio.
Sumergirse en las profundidades de Wadi Rum
Impresionantes desfiladeros, arenas de color óxido y paisajes casi irreales te esperan en Wadi Rum, el desierto jordano definido por Lawrence de Arabia como “inmenso, solitario... como tocado por la mano de Dios”. Sobrevolar el “Valle de la Luna” -nombre con el que es conocido- regala imágenes impagables, aunque recorrerlo en todoterreno o en el tradicional camello y regalarse una noche bajo las estrellas resultan alternativas impagables.
Si te gusta la naturaleza, estás de suerte. El ecosistema de Wadi Rum cuenta con un gran número de especies silvestres y flores raras, y también de mamíferos como el gato de las arenas, o aves como el buitre Leonardo.
Experimentar sensaciones únicas en el mar Muerto
No descubrimos nada nuevo si alabamos las propiedades beneficiosas de las aguas del mar Muerto -un lago de alto contenido salino-, puesto que sus cualidades ya eran apreciadas por Cleopatra o Herodes hace más de dos mil años. Lo localizamos aproximadamente a una hora de la capital. Se extiende a lo largo de 70 kilómetros, a unos 400 metros bajo el nivel del mar y su singular belleza causa perplejidad.
Aquí se impone un chapuzón, sentir que estás flotando, y la experiencia de cubrirse con lodo negro junto al mar o en alguno de los numerosos spas en establecimientos de la zona. ¡Todo un placer!
Retroceder en el tiempo en Jerash
Ocultado durante siglos bajo las arenas del desierto -no fue descubierta hasta principios del siglo XX-, Jerash es una de las urbes romanas en mejor estado de conservación. Situada a algo menos de 50 kilometros de Ammán, esta ciudad de los confines del imperio, permite conocer cómo era la vida en la época, a través de sus calles pavimentadas y flanqueadas por columnas, teatros, baños, torres y plazas públicas. La mezcla de los elementos orientales y occidentales añade interés a una visita imprescindible para cualquier viajero.
Si la visitas en julio, no te pierdas el Festival de Arte y Cultura, la famosa cita cultural que esta año tendrá lugar entre el 19 de este mes hasta el 3 de agosto.
Bañarse en el mar Rojo en Aqaba
Aqaba es uno de los principales enclaves turísticos del país, y uno de los destinos más preciados por los aficionados al submarinismo. Y es que el golfo de Aqaba, situado al noroeste del mar Rojo, puede presumir de tener el ecosistema de arrecifes de coral más septentrional del mundo, gracias a su clima suave y a las corrientes marinas.
Si no eres un aficionado a la inmersión y no quieres perderte la oportunidad de contemplar miles de peces colores, tiburones ballena o tortugas de mar entre su extensa fauna marina, puedes optar por un barco con suelo de cristal.
Contemplar la ‘Tierra prometida’ desde el Monte Nebo
No puedes abandonar Jordania sin acercarte hasta el Monte Nebo, el lugar en el que, según las escrituras, Moisés divisó la ‘Tierra Prometida’. Desde su cima, a unos 800 metros de altura, podremos disfrutar de una panorámica de Tierra Santa y, si eres afortunado y la meteorología te lo permite, vislumbrar Belén y el Monte de los Olivos.
... Y algunas cuestiones prácticas
Si tras leer el artículo te has quedado con las ganas de visitar el país, te apuntamos algunas cuestiones prácticas a la hora de viajar:
Clima: soleado durante todo el año, con temperaturas agradables, sobre todo en otoño y primavera, mientras que en verano son altas durante el día y frescas de noche. En Invierno se limita a febrero y marzo–, descienden considerablemente.
Horario: GTM +2 horas en invierno y GMT +3 en verano, lo que se traduce en una hora de diferencia en relación a España.
Pasaporte: es necesario disponer de visado para entrar en el país.
Moneda: dinar jordano (JD), llamado popularmente jaydee, que equivale a poco más de un euro. Es habitual el uso de tarjetas de crédito.
Souvenirs: hay zocos y numerosas pequeñas tiendas donde adquirir productos típicos del país, como piezas de oro y plata o de artesanía como tejidos, bordados, cerámica, cristal hecho a mano, botellas de arena, o productos del mar Muerto. Es típico el regateo y que se ofrezca al visitante una taza de té o café antes de iniciar la compra.
Idiomas: el árabe es el idioma oficial, aunque el inglés se habla en todo el país.
Comida y bebida: el plato nacional es el mansaf , una especialidad de carne de cordero sazonada con hierbas aromáticas, guisada con salsa de yogur y servida en un plato grande con una guarnición de arroz. En cuanto a bebida, es costumbre beber té aromatizado con especias como el cardamomo.
Aeropuertos: el principal es el Reina Alía, situado a 35 km al sur de Amán. La capital cuenta con un segundo aeródromo, el de Marka, utilizado principalmente para los destinos nacionales y las rutas internacionales de corto recorrido.
Cómo moverse en el interior: además de los coches de alquiler, los taxis acostumbran a ser la fórmula más sencilla y económica. Los “taxis de servicio”, blancos, tienen rutas fijas y suelen ser compartidos, mientras que los privados, amarillos, pueden tomarse frente a hoteles o en plena calle. A pesar de disponer de taxímetro, se recomienda pactar previamente el precio de la carrera. Por lo que respecta a transporte público colectivo, existen distintas compañías de autobuses.