La curiosidad humana no tiene límites, y esa misma inquietud le ha llevado a explorar rincones inimaginables donde la naturaleza ofrece imágenes absolutamente espectaculares. Uno de estos maravillosos rincones se encuentra en el parque Nacional los Glaciares, al suroeste de Argentina, en la región de la Patagonia.
Son miles los turistas los que se acercan a ver el glaciar del Perito Moreno, y estremecerse con la imponente masa de hielo de 60 metros de altura, cinco kilómetros de frente, y una dimensión tan impresionante como la ciudad de Buenos Aires. El ruido de los bloques de hielo al desprenderse y el crujir del hielo que avanza lentamente sobre las aguas del lago nunca se olvidan.
El glacial debe su nombre a Francisco Pascasio Moreno, explorador y aventurero argentino”
Las pequeñas rupturas de hielo no paran, pero la verdadera atracción que, ocurre casi cada cuatro años, es el fenómeno de la gran ruptura, algo más inusual. Esto pasa cuando el frente del glaciar, siempre en movimiento, llega a posarse sobre tierra firme (la península de Magallanes), lo que forma una especie de dique natural y puente, que se agrietan por la presión de los desniveles del agua, el agua se filtra y finalmente se fractura.
Parque Nacional los Glaciares
La entrada al parque no es gratuita, cuesta unos 30 euros, pero merece la pena. Para facilitar el camino, se han construido una serie de pasarelas de madera que se entrecruzan para, durante al menos un par de horas, observar el glaciar desde distintas alturas y buscar la mejor panorámica.
Pero no es la única forma de visitarlo, hay otras opciones como los minitrekkings. Se trata de caminar durante una hora sobre el hielo glaciar gracias a unos crampones. Los increíbles pozos de hielo del camino adquieren un azul muy intenso a causa de un efecto óptico que dejará fotografías de escándalo. Al final, nos espera un buen whisky. Una experiencia que muy pocos pueden contar. El precio aproximado de la excursión suele ser de unos 60 euros.
Existe otra opción es un safari náutico, o lo que es lo mismo navegar por los canales del lago Argentino en barco hasta paredes más altas para verlo al completo. Se trata de un punto de vista muy diferente a la que se obtiene desde las pasarelas. Navegar entre los témpanos de hielo es otro ingrediente que se suma a la excursión, y todo por unos 100 euros aproximadamente.
Cómo llegar
La forma más rápida y sencilla es en avión, desde Buenos Aires a la ciudad de El Calafate, según temporada, con las Aerolíneas Argentinas, LADE o Latam es de entre 150 y 300 euros.
También hay autobuses que realizan un trayecto de 36 h desde Buenos Aires hasta Río Gallego, allí hay que coger transporte local hasta el Calafate.
El Calafate
El Calafate es un pequeño pueblo al suroeste de la provincia de Santa Cruz, ubicada a orillas del lago Argentino y con el cerro Huyliche a sus espaldas. El lugar de reposo de la expresidenta Kirchner y su familia. La villa es encantadora, tiene ese aire rústico de pueblo austral, con casas bajas de tejados a dos aguas, y fachadas de bonitos colores.
Un lugar que, en los últimos años, ha visto como su población se ha triplicado gracias al turismo que visita el glaciar Perito Moreno. La villa está dedicada exclusivamente a los servicios, así que se puede encontrar de todo: gastronomía, hospedaje, comercios, transporte y excursiones para todos los bolsillos.
La temporada alta se da de enero a febrero, pero los meses de noviembre, diciembre y marzo son fantásticos por temperatura y precios, además de ser un entorno ideal para desconectar. Se puede ver la ciudad a pie, y la avenida del Libertador San Martín es la calle principal del pueblo, aquí los locales de todo tipo se suceden, solo hay que buscar y quedarse en el que más nos guste.
Para dormir hay muchas opciones, desde hoteles, apartamentos, hosterías, cabañas y campings. Alojarse en el Eolo Hotel Patagonia es un lujo, pero las vistas panorámicas de las llanuras y montañas de alrededor son espléndidas.
En cuanto a la gastronomía hay que probar las empanadas caseras, por supuesto el cordero patagónico, la trucha, los risottos, y los postres a base de dulce de leche. Algunas recomendaciones son el restaurante Pura Vida con comida casera, La Cocina, Don Pinchón tiene unas parrilladas de carne riquísimas, los mejores creps en Viva la Pepa, y para los alternativos el AnandA Resto/Bar ofrece desde un brunch, cenas, hasta copas y música por las noches.
Una curiosidad de la villa es que tiene dos bares de hielo, el primero se llama Yeti Ice Bar y se encuentra en el mismo pueblo, mientras que el segundo, el Glacio Bar, forma parte del complejo Glaciarium, a las afueras del pueblo, un lugar para aprender de todo sobre los glaciares argentinos. Hay un servicio de transporte gratuito desde la Oficina de Turismo.
Miradores
A unos 15 km del Calafate se encuentra un mirador natural que permite obtener unas vistas impresionantes del lago y la villa. Para acceder al cerro Huyliche hay un telesillas que cuenta con 55 asientos dobles y salva, en apenas 10 minutos, un desnivel de unos 350 metros . También hay excursiones en 4x4 y caminatas a pie para conocer el paisaje lunar lleno de troncos petrificados y fósiles de dinosaurios hasta el bosque de La Leona.
Para los más osados existe la opción de hacer una excursión al mirador del cerro Frías, a 25 km de El Calafate, las vistas del valle Centinela y torres del Paine son magníficas. Existe la posibilidad de volver a través de una tirolina de 2,5 kilómetros divididos en cinco tramos.
Cuenta la leyenda que quien come frutos de calafate vuelve a la Patagonia”