Solo una docena de países presenta a tiempo a la ONU los nuevos planes para reducir emisiones

Acuerdo de París

Cada cinco años deben entregarse las nuevas contribuciones nacionales, y ante el  elevado nivel de  incumplimiento se les ha concedido un nuevo plazo hasta septiembre

La mayoría de los países no cumplen el plazo de la ONU para presentar una nueva hoja de ruta para evitar los desastres climáticos

Simon Stiell, Secretario Ejecutivo de ONU Clima en un detalle de la conferencia en Chatham House, Londres  .

Simon Stiell, secretario ejecutivo del Covenio de Cambio Climátiico de la OU, en una la conferencia en Chatham House, en Londres .

ONU - Getty images

Solo una docena de países ha cumplido el plazo inicialmente previsto por la ONU para presentar unos planes que resultan vitales para determinar si el mundo tiene o no la oportunidad de evitar los peores efectos de los desastres climáticos. Las naciones firmantes del Acuerdo de París tenían hasta este lunes, 10 de febrero, como fecha límite para enviar a la ONU sus planes de acción climática, también llamados contribuciones nacionales determinadas a nivel nacional (NDCs) en el argot. Pero de manera mayoritaria se resisten a desvelar sus planes.  Es como si las principales economías se quedaran esperando a ver qué pasa en la lucha contra el cambio climático tras el regreso de Donald Trump

Hasta el lunes por la mañana, muchos de los países con más emisiones del mundo, incluidos China, India y la Unión Europea, no habían cumplido el plazo para entregar las estrategias actualizadas para reducir los gases de efecto invernadero para 2035.

"El público tiene derecho a esperar una fuerte reacción de sus gobiernos ante el hecho de que el calentamiento global ha alcanzado ahora los 1,5ºC durante todo un año, pero no hemos visto prácticamente nada sustancial”, se lamenta Bill Hare, director ejecutivo del instituto de ciencia y política Climate Analytics.

Amplio incumplimiento de esta obligación

Ante el amplio incumplimiento de esta obligación, y pese a la urgencia de la crisis climática, los altos funcionarios de la secretaria del Convenio de Cambio Climático de la ONU han relativizado la importancia a la fecha señalada inicialmente. 

En este sentido, se está instando a los países a que se tomen su tiempo para prepararse los nuevos objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y de desinversión en combustibles fósiles.

Simon Stiell, director ejecutivo del referido Convenio, ha  justificado el jueves la concesión de una prórroga en la elaboración de los nuevos planes por el hecho de que estos “se encuentran entre los documentos de política más importantes que los gobiernos producirán este siglo”.

 Dijo que su “calidad debería ser la consideración primordial” y que por eso merecía la pena “tomarse un poco más de tiempo para garantizar que estos planes sean de primera clase, y describan adecuadamente cómo contribuirán a este esfuerzo [para abordar la crisis climática] y, por lo tanto, qué recompensas obtendrán”.

La ONU da como nuevo plazo hasta septiembre, fecha en la que debe tener listo un informe de síntesis que valore los avances mundiales. El retraso en la presentación de estos objetivos, que no son jurídicamente vinculantes, no da lugar a ninguna sanción.

La necesisad de actuar

Disponer de estos nuevos planes nacionales para la reducción de emisiones de gases es una necesidad porque las metas marcadas por los países en sus anteriores documentos se consideran muy insuficientes.

La brecha entre la acción climática y el calentamiento del planeta se acrecienta. Los países deberían introducir globalmente recortes de emisiones del 43% para el año 2030 (respecto al 2019) para que el mundo tenga alguna posibilidad de cumplir con el objetivo de frenar el aumento de temperatura por encima de 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales y limitar los impactos climáticos “cada vez más dramáticos”-

Sin embargo, los gobiernos están trabajando según los planes establecidos hace cuatro años y que darían como resultado aumentos de temperatura de entre 2,6 °C a 2,8 °C para fines de siglo, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

Los países pobres quieren ver una acción mucho más rápida por parte del grupo G20 de las mayores economías desarrolladas y emergentes, que son responsables de aproximadamente el 80% de las emisiones mundiales.

Las temperaturas ya ha subido 1,3º C el último siglo y e 2024 superaron por primera vez (y considerando todo el año) el umbral de los 1,5°C establecido como objetivo máximo de aumento admisible en el Acuerdo de París. 

La llegada de Trump

Todo este contexto se complica extraordinariamente más por el anuncio de la nueva Administración norteamericana de abandonar el Acuerdo de Paris. EE.UU, es el segundo responsable de las emisiones que causan calentamiento y su liderazgo ha sido clave en impulsar la acción climática los últimos años.

La llegada de Donald Trump ha enturbiado todo este proceso de diálogo multilateral, como demuestra la guerra comercial, que comporta la amenaza de imponer altos aranceles. Se agrava pues la crisis geopolítica, ya activada por la invasión rusa de Ucrania y el conflicto en Gaza.

Esta vez la culpa no es de Godzilla. El protagonismo del Armagedón californiano corresponde a la madre naturaleza con ese cóctel de viento y sequía persistente. Numerosas voces añaden al combinado una supuesta desidia política que apunta a la alcaldesa Karen Bass: los bomberos se quedaron sin agua para aplacar las llamas.

El fuego, impulsado por un vendaval a velocidad de huracán, está causando un nivel de destrucción en Los Angeles, constatado en tantas imágenes que parecen sacadas de una película de catástrofes, que ya es “el mayor desastre registrado en la historia de la ciudad”.

Así lo dijo Kristin Crowley, la jefa de bomberos que este jueves llevaba tres días sin dar crédito a lo que veía. Ni en la peor de sus pesadillas se podía imaginar algo comparable.

El fuego destruyó decenas de edificios en Los Ángeles y su virulencia ha sido atribuido en parte por los científicos al calentamiento

Cada cinco años

El Acuerdo de París de París de 2015 establece que cada cinco años los países deben presentar planes llamados contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) con objetivos cuantificados de reducción de emisiones para programar la acción en un horizonte hasta de 5 ó 10 años, con vistas a lograr un balance global de emisiones cero, o de neutralidad climática para 2050.

Stiell ha instado a los países a presentar sus propuestas antes de septiembre, fecha en que la ONU debe tener listo el “informe de síntesis” oficial que muestre si los planes adicionales son suficientes para cumplir con el límite de 1,5 °C.

Unos pocos cumplen

Entre la docena de países que han presentado sus NDC se encuentran Brasil, anfitrión de la Conferencia del clima (COP) que se celebra a partir de diciembre; los Emiratos Árabes Unidos, que acogió la cumbre del clima de 2023; y Reino Unido, que con su nuevo primer ministro laborista, Keir Starmer, ha prometido una reducción de un 81 % de las emisiones en 2035 respecto a sus niveles de 1990 (la referencia marcada como punto de partida en el Convenio de Cambio climático).

No lo ha hecho, en cambio, ni la UE ni España. El responsable de política climática de la UE, Wopke Hoekstra, declaró el mes pasado que Bruselas tendría su plan listo para la cumbre climática (COP30) de la ONU en noviembre.

Lo de Estados Unidos es papel mojado

Joe Biden, en uno de sus últimos actos como presidente de Estados Unidos, presentó su plan nacional de acción climática (NDC), pero eso tiene ahora un meo valor simbólico pues quedaré en papel mojado. Todo indica que, al margen del compromiso climático que decidan mantener estados, gobiernos locales y empresas estadounidenses, las iniciativas de acción se resentirán. La Administración demócrata apoyó las políticas de decarbonización (energía renovable, los vehículos eléctricos y otras tecnologías bajas en carbono), pero la apuesta por los combustibles fósiles hace prever que la trayectoria de emisiones puede volver a ser alza.

La retirada de Trump del Acuerdo de París puede dar cobertura a la actitud inmovilista de los llamados petroestados, que ha intentado ralentizar los avances en la negociación del clima, como se vio en la cita de noviembre en Bakú (Azerbaiyán).

Quitar presión a otros países

Algunos analistas han señalado que la reducción de la ambición climática de Estados Unidos (al menos, en una primera etapa) también quitará algo de presión a China, Rusia, Arabia Saudita y otros grandes emisores que están lejos de cumplir con el Acuerdo de Paris, y que pueden estar tentado de enviar a la ONU unas NDC menos ambiciosas que si los demócratas hubieran ganado en noviembre pasado.

Las miradas se dirigen a China, que puede ser el país que imponga el ritmo de la acción. Es el mayor emisor de gases del mundo por un amplio margen (es responsable de casi un tercio de la producción global de carbono, más que todos los países desarrollados juntos); pero ha invertido mucho en energía renovable en los últimos dos años, ha batido récords en capacidad adicional de generación de energía limpia y es probable que mantenga este rimo.

Los secretos de China

El gobierno chino ha mantenido invariable su plan, que prevé alcanzar un pico máximo de emisiones para el 2020, para iniciar luego una senda de recorte de emisiones. En este contexto en muchas ocasiones se ha especulado si este horizonte podría adelantarse con un plan de acció más ambicoso. La realidad es que su emisiones siguen aumentando, aunque a un ritmo mucho más lento, y es una incogita saber si e sus altas esferas gana posiciones los que quienes quieren impulsar aún más la floreciente economía verde o los defensores del carbón. La incidencia del efecto Trump sobre los aranceles hace más impredecibles cuál será la nueva trayectoria.

China está a la vanguardia de la economía baja en carbono; eso le está produciendo muchos beneficios y quiere proyectar esa imagen de estabilidad y previsibilidad en el escenario internacional”.

India tampoco llega a tiempo

India, por su parte, no cumplirá el plazo en esta nueva ronda de planes nacionales de acción climática requeridos por el Acuerdo de París de la ONU y aún no ha completado el ejercicio, según un funcionario del gobierno, “India aún tiene que terminar sus estudios sobre las trayectorias de emisiones y la hoja de ruta”, dijo el funcionario, que pidió el anonimato porque no estaba autorizado a hablar con los medios. según Reuters.

El sector de la energía solar y eólica están prosperando en la India, que es el tercer mayor productor mundial de energía renovable. Pero el poderoso lobby del carbón goza del favor del autoritario primer ministro, Narendra Modi, que sostiene que los países desarrollados deben asumir la responsabilidad de reducir las emisiones, mientras que el mundo en desarrollo debería ampliar su huella de carbono. Es probable que su NDC se exprese no en términos absolutos de recortes de emisiones, sino usando como indicador la intensidad de carbono  (es decir, su cantidad por unidad de PIB)

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