El Zoo de Barcelona tiene nueva inquilina. Se llama Diki, una hembra de panda rojo, una especie natural del Himalaya que se encuentra en peligro de extinción, según ha informado el centro en un comunicado.
Esta hembra de panda rojo procede del Parque Animalier de Auvergne (Francia), tiene un año de edad y después de unos días de acondicionamiento en el Zoo de Barcelona, ya convive con Hindi, el macho de dos años que ya acogía el mismo parque.
La llegada de la Diki se enmarca en el Programa Europeo de Especies en Peligro Ex situ (EEP) de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA) y tiene como objetivo reforzar la población de esta especie en Europa, explican desde el zoo de la capital catalana.
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Pese a ser nueva en el parque, su cara puede resultar conocida para muchos, sobre todo para los padres y niños que hayan visto la saga de Kung Fu Panda. Seguramente, esta hembra les recordará al Maestro Shifu, el panda rojo encargado de formar el gigante Po, el Guerrero Dragón.
En peligro de extinción
Pocos ejemplares en todo el mundo
El panda rojo (Ailurus fulgens) es un pequeño mamífero en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza( UICN) y protegido por el Convenio CITES, el acuerdo internacional que regula el comercio de especies amenazadas.
Sus poblaciones ocupan una estrecha franja a lo largo de la cordillera del Himalaya desde Nepal hasta China. En la actualidad, apenas se contabilizan unos dos mil ejemplares en todo el mundo.
Los esfuerzos de los especialistas se centran en los programas de cría Ex situ, fuera de su hábitat natural
En la actualidad, se conocen dos subespecies: el Ailurus fulgens fulgens, que se encuentra en el Himalaya, desde Nepal hasta Assam (India), y que es la que se puede ver en el Zoo de Barcelona; y el Ailurus fulgens styani, presente en el norte de Birmania y el sur de China.
Según el Zoo de Barcelona, las principales amenazas a las que se enfrenta son la presión del hombre, sea por la agricultura o la deforestación del bambú; la caza ilegal; y el cambio climático.
Para paliar su situación, los esfuerzos de los especialistas se centran en los programas de cría Ex situ, fuera de su hábitat natural, como el de la EAZA en el que participa el Zoo de Barcelona y que ha realizado posible la llegada de este ejemplar.