Renacidos por el viento
El debate energético
Pueblos de Palencia frenan la despoblación gracias a los ingresos que obtienen con los impuestos y compensaciones que comporta la implantación de la energía eólica
Los 10 modernos aerogeneradores, con 200 metros de altura total, generan el equivalente al consumo de 40.000 hogares
“Estar todos juntos, que todo el pueblo participe en un encuentro colectivo refuerza el sentimiento de comunidad”, dice en un corto receso laboral Carmen Pérez, que regenta el bar restaurante de Hornillos de Cerrato (Palencia), aún sofocada por el bullicio y el ajetreo de la clientela que se agolpa en su establecimiento en este caluroso julio. En el cercano pabellón “Alfonso Pérez Marco”, el pueblo entero, epicentro de la España vaciada, participa en una paella popular con más de 150 invitados.
La llegada de la eólica “ha significado un antes y un después” para el municipio de Hornillos, a menos de 30 kilómetros de la capital de Palencia, confiesa su alcalde, Ignacio Valdeolmillos.
Los beneficios obtenidos gracias a la eólica son palpables aquí. Los vecinos tienen a su disposición un taxi las 24 horas para poder acudir a la consulta médica pagando dos euros por el viaje a Palencia. También disfrutan de una subvención para la fibra de internet; los escolares reciben 100 euros para libros y material escolar y menudean las excursiones y comidas populares. Pero, sobre todo, los vecinos se enorgullecen de sus nuevas señas de identidad: piscina, pista de pádel, minigolf, tirolinas… “Y todo eso no lo podríamos tener sin la eólica”, dice el alcalde Ignacio Valdeolmillos.
Los ingresos por los impuestos que pagan los aerogeneradores suponen a veces la mitad del presupuesto municipal
El 65% de los presupuestos del Ayuntamiento (350.000 de los 550.000 euros anuales) proceden de los ingresos por la instalación de aerogeneradores en el municipios, que cuenta con 40 molinos de viento (22 de ellos en terrenos municipales). “Todo esto ha hecho que el pueblo haya podido crecer, que pueda empezar a funcionar, que podamos recibir visitantes y afrontar uno de los problemas de la España vaciada, que es la falta de servicios”, dice el alcalde, que se muestra expresivo y optimista describiendo el “cambio abismal del pueblo”.
De la España vaciada a la España ilusionada
El resultado es que en solo 9 años casi se ha duplicado la población, que ha pasado de 110 a 180 empadronados. “Este mes hemos empadronado a cinco personas más”, dice el alcalde con euforia. Cada nuevo empadronado es como una victoria frente a la despoblación en una provincia que se ha desangrado demográficamente. “La España vaciada ha pasado a ser la España ilusionada”, comenta con euforia el alcalde de Hornillos, al recibir el premio Eolo de la Asociación Empresarial Eólica.
“Cada vez tenemos más clientes”, resume Carmen Pérez, que dejó hace 10 años Almería y se vino hasta aquí con sus hijos, y hoy ya acostumbrada a servir a los empleados de los parques eólicos (una treintena entre técnicos de mantenimiento, jefe de brigadas, oficinistas…), entre otros clientes.
Un optimismo parecido muestra Víctor Arroyo, alcalde de Herrera de Valdecañas (160 habitantes, con 30 molinos), esperanzado al ver que antiguos convecinos vuelven al pueblo ahora gracias a los servicios que se prestan..
La despoblación sigue, pero se ha frenado un poco
Los ingresos por los impuestos y el alquiler de terrenos de los aerogeneradores permiten al Ayuntamiento ingresar 180.000 euros de los 450.000 euros de su presupuesto, lo que ha permitido renovar el asfaltado de calles, mejorar los servicios de agua, apoyar el servicio de internet, crear un centro cultural, organizar campamentos a los niños u ofrecer excursiones gratis a los empadronados. Incluso proyectan construir piscinas y cerrar su instalación deportiva. “La despoblación sigue, pero se ha frenado un poco”, resume Víctor Arroyo, alcalde de Herrera de Valdecañas, un ingeniero agrónomo con una explotación agrícola en el pueblo, consciente de que todas las necesidades globales de esta población.
Torres de acero de 125 metros y palas de 78 metros
Todos estos son ejemplos de cómo pequeñas localidades de Castilla y León ven en la energía eólica una tabla de salvación para encarar el futuro con optimismo aprovechando un recurso del que no tenían conocimiento hasta ahora poco.
Castilla y León es la comunidad autónoma que más electricidad produce con energía eólica; y Palencia, su tercera provincia en este ranking (44 parques), aporta el 13% de ese producción.
Solo en la comarca de Cerrato hay ocho parques eólicos (y casi un centenar de molinos), siete de los cuales inciden sobre el municipio de Hornillos.
Los aerogeneradores estrella son los 10 molinos del parque eólico Celada Fusión, levantados por Acciona en 2022, verdaderos gigantes (4,8 MW de potencia, 13.600 MWh de producción), capaces de producir al año el equivalente al consumo eléctrico de 40.000 familias en total.
Cada uno de estos molinos mide más de 200 metros de altura (con torres de acero de 125 metros de altura y palas de 74 metros de longitud) con una enorme y eficiente área de barrido. Sin embargo, aunque tienen mayor altura que los molinos de viento levantados anteriormente, apenas se percibe la diferencia en este paisaje ondulante, lleno de lomas pero donde los girasoles y los cereales siguen siendo los protagonistas.
El debate sobre la aceptación...
La aceptación de la eólica es aquí casi unánime.
El alcalde defiende con beligerancia la implantación de los molinos frente a quien pueda invocar la alteración del paisaje. “Yo viajo a Madrid. ¿Acaso no tiene más impacto la M-30, la M-40, los rascacielos o los mazacotes de cemento de las presas en los valles? La gente de la ciudad quiere que cuando vaya al pueblo todo esté intacto. ¡Per también nosotros queremos vivir. La electricidad es necesaria!", suelta el alcalde .
A la mayoría de propietarios les resulta rentable sacrificar pequeñas porciones de tierra para albergar las explanadas que acogerán los molinos, porque al lado mismo de las torres de acero pueden seguir cultivando el cereal.
Siempre que hay molinos, unos están contentos y otros enfadados, nos dicen; a veces, incluso porque muchos desearían acogerlos en sus campos.
“El valor de las tierras que te quitan es insignificante”, suelta el alcalde de Hornillos mientras comentamos cómo, a diferencia de otras ruidosas máquinas que hemos visto, los molinos de viento de Celada Fusión apenas se oyen gracias a los vórtices o aletas que completan las palas.
“Los primeros proyectos de molinos los retiramos, porque eran ruidosos y estaban demasiado cerca del pueblo; se los llevaron a otro sitio”, recuerda Álvaro Montoya, ex alcalde de Hornillos, hoy edil y activo agente de esta implantación en su día.
A cambio, la población rural quiere “que se arreglen los caminos o un repetidor de telefonía móvil”
El debate de fondo en la implantación de la eólica es definir cómo debe lograrse un modelo energético más participativo y democrático en el actual boom eólico, que ha sembrado de molinos la España vaciada.
Aunque muchas compañías energéticas han dado el paso y apuestan por las energías limpias y renovables, el modelo energético es tachado a veces de ser poco participativo y democrático. La regulación de la Generalitat de 2021 obliga, por ejemplo, a que los promotores eólicos ofrezcan a los municipios afectados una participación económica de al menos el 20% en los proyectos.
“En el ámbito rural, la gente quiere que le solucionen los problemas, que le arreglen los caminos o que le pongan un repetidor de telefonía móvil”, dice Juan de Lama, director de proyectos de Acciona.
“Ofrecer la participación económica en los proyectos (como exige, por ejemplo. la norma catalana a los promotores) me parece un mantra. En los pueblos eso no funciona. Es mejor que la compañía destine un porcentaje de los ingresos que generan esas instalaciones a las actividades o servicios que el pueblo decida y hacerle un traje a medida de sus necesidades”, corrobora Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), partidario de lograr un “buen esquema de convivencia” entre parques eólicos y los pueblos que los acogen.
La ilusión que nace del viento
En cualquier caso, estos pueblos palentinos se sienten “renacidos”. Y eso explica que en Hornillos proliferen los planes, como la idea de recuperar las viejas minas de yeso para las visitas turísticas (cuyas frías galerías son un refugio climático en la primera ola de calor de julio).
O el deseo de difundir la estancia aquí en 1507 de Juana I de Castilla, su cortejo y los restos de su esposo Felipe “El Hermoso”.
O las rutas de senderismo y bicis creadas para mostrar sus molinos.
Soplos de ilusión que nacen de la fuerza del viento.
“No hay mucho movimiento migratorio de aves”
En el parque eólico de Celada Fusión no se ha considerado necesario contratar avistadores de aves para prevenir el riesgo de colisiones con las aspas, o instalar modernos sistemas con sensores y cámaras que detectan la presencia la envergadura de las aves en el vuelo y paran automáticamente las máquinas si acercan a una distancia determinadas. “No hay mucho movimiento migratorio de aves, y por eso pensamos que no es necesario ese control”, dicen los técnicos de Acciona.
Rara vez aparece un ave al pie de un molino, confirma el edil Valdeolmillos. En cambio, esta vigilancia estricta sí se lleva a cabo, por ejemplo, en los parques eólicos de Tarifa, donde técnicos expertos ornitólogos tienen autonomía acceso a un dispositivo con capacidad para desconectar la producción (un molino o una alineación) si detectan el acercamiento de la aves.
Emplazamientos que tengan recursos eólicos
La instalación de aerogeneradores en Castilla y León también se ve a veces favorecida por la existencia de terrenos propiedad del propio municipio, lo que allana el camino. “Esta es una opción que permite obtener acuerdos más beneficiosos para los ayuntamientos y más económicos para nosotros”, admite Juan de Lama, director de proyectos de Acciona. Y si no, queda la solución de alquilar terrenos particulares. No obstante, también se dan casos en los que los vecinos rechazan la ubicación elegida, “lo que nos obliga a buscar otros emplazamientos que generan menos energía”, expone De Lama. Pero no hay una política por parte de las empresas de energía centrada en buscar prioritariamente emplazamientos rurales o despoblados, como estrategia para prevenir el rechazo que a veces se da en zonas pobladas. Por encima de todo, se eligen enclaves con recursos eólicos y con buena conexión a la red de transporte donde debe verterse la producción eléctrica. “Buscamos los lugares donde haya más recursos eólicos disponibles, pues se trata de hacer inversiones muy grandes y no nos interesan tener emplazamientos donde luego no se pueda producir”, añade De Lama.
Un problema que puede ser estructural
El riesgo de que la demanda sea inferior al alto nivel de construcción de nuevos parques
En ocasiones, sucede que los molinos de viento están parados porque no hay demanda. También pueden darse casos en los que se produce algún suceso en la red y los aerogeneradores deben ser desconectados. O puede darse un exceso de generación (congestión) que obliga a hacer lo mismo: que haya mucha generación en la zona y no haya suficiente demanda. “Pero en términos generales la red está dimensionada para que los parques tengan acceso y puedan verter la energía que están produciendo”, dice Juan Virgilio Márquez.
No obstante, “el reto de España para que siga avanzando la implantación de la energía renovable es que debe haber un avance en paralelo de la construcción de nuevas infraestructuras y la capacidad de la red con la demanda. Si no hay una demanda suficiente, vamos a tener instalaciones de renovables que durante momentos del día no van a porque generar porque no hay consumo”, alerta Juan Virgilio Márquez.
Es el problema de los “vertidos”: energía que se puede producir, pero que no puede verter porque no hay quien la compre.
En términos generales, la eólica tiene bastante acoplados sus patrones de producción con los del consumo (se genera por la mañana y tarde-noche sobre todo). Pero la energía fotovoltaica, cuya producción se da en las franjas de las horas centrales del día, es la que “más está sufriendo ahora este problema porque no tiene capacidad de distribuirla”, añade el director general de la AEE.
La eólica genera todo el día; la fotovoltaica, cuando hace sol.